El Imperio español dejó de existir hace 200 años, pero todos los tópicos que iban dirigidos contra el Imperio se dirigen ahora contra España. La Leyenda Negra no se terminará porque seguirán necesitándola para mantener su autoestima y muchos continuarán obteniendo con ella enormes beneficios.
López Obrador, presidente de Méjico, seguirá hablando de la brutalidad de los conquistadores españoles para no decir que la situación de los indios de su país empeoró con la independencia y que todavía hay en Méjico miles de ellos que viven muy marginados. En los colegios ingleses seguirán estudiando la derrota de la Armada invencible porque les produce una enorme satisfacción, pero los alumnos continuarán sin saber nada de la enorme derrota que representó la batalla de Cartagena de Indias en la que fue hundida la flota inglesa.
En Francia, cuando hablen del absolutismo no dirán que fue mucho más poderoso que en España, que Luis XIV fue más déspota que Felipe II y que Napoleón fue peor que todos los reyes españoles y ¿acaso no fue peor la guillotina que el garrote vil? Olvidarán que la pequeña región del norte de Francia se opuso a la Revolución y el comité revolucionario decidió que esa región debería ser eliminada y la población exterminada (en algunas poblaciones se llegó al 80%), pero Francia seguirá siendo el país de la tolerancia, de la libertad y de la igualdad.
Cuando hablen de intolerancia religiosa todos pensarán en los crímenes de la Inquisición, pero no dirán que las brujas quemadas solo en los países protestantes se calcula que fueron 25.000. Los británicos no dirán que cuando llegaron sus antepasados a Australia censaron 900.000 personas, pero se arrepintieron y dijeron que no eran seres humanos porque de esta forma podían ser exterminados. Ellos hablarán de la brutalidad de la conquista de América a pesar que Hernán Cortés liberó a los pueblos dominados por el imperio azteca de ser sacrificados en rituales basados en la antropofagia.
Los británicos tampoco recordarán que una pequeña proporción de la población impuso el anglicanismo a sangre y fuego y colgaron a los católicos de los campanarios. Que Churchill en la Segunda Guerra Mundial, que necesitaba comida para Inglaterra y para el ejército inglés, mandó traer el arroz de la India y la hambruna produjo la muerte de 3 ó 4 millones de indios. Y que la Reina Victoria ordenó que cortaran el dedo a todas las mujeres de la India para evitar la competencia a los telares ingleses.
Todos negarán la brillantez intelectual y de la presencia española en el mundo y seguirán diciendo que la España de Trento, la España del barroco estaba atrasada con respecto a la Europa que quemaba brujas, a la Inquisición calvinista, a la Ginebra calvinista, a los puritanos británicos, aunque no tenga ni pies ni cabeza.
Nuestros progres seguirán admitiendo la Leyenda Negra porque, ellos, no tienen remedio.
Enrique Gómez Gonzalvo, 14-04-2023 (Referencia 170)