EL PODER Y LA LEY

                            

Hay dos tipos de sociedades, una en la que el poderoso es controlado por la ley y otra cuando la ley es controlada por el poderoso. En el primer caso se trata de un Estado de derecho, que quiere decir que el Estado se encuentra limitado por el derecho. En el segundo será una dictadura o  un régimen comunista en los que la ley no vale nada, lo importante  es la voluntad del   Príncipe.

El poder político se diferencia de los demás poderes en que tiene la exclusividad de la fuerza  y el que lo posee tiende a aumentarlo  hasta alcanzar el poder absoluto. Para limitar el poder político, el poder del Rey y conseguir que el dinero público se gastara   de acuerdo con los intereses del pueblo, y no  con los de la Corona, se instituyeron los parlamentos. El primero  fue  en el reino de León, en el siglo XI, 40-50 años antes que el parlamento británico.

Posteriormente los escolásticos de la Escuela de Salamanca propusieron la separación de los tres poderes del Estado, el ejecutivo, el legislativo y el judicial y el derecho al derrocamiento o rebelión frente a la tiranía. Esos  principios  coinciden con la tradición  de la Iglesia católica  de apoyar al débil porque todo ser humano, por ser hijo de Dios y haber sido hecho  a su imagen y semejanza, merece la máxima consideración y respeto. Coincide también  con el pensamiento  de nuestro Siglo de Oro que nadie es más que nadie, que al Rey la hacienda y la vida se ha de dar, más el honor  y todo aquello del  patrimonio del alma…

La democracia no son las elecciones que solo sirven   para cambiar a los gobernantes sin necesidad de una guerra civil. La democracia   se basa en el imperio de la ley, en que mande la ley, que los jueces estén   por encima de los poderes fácticos  y  del ejecutivo, que tiene que obedecer a la ley. Y para que se cumpla la ley  se precisa la fuerza coercitiva del Estado, de lo contrario no habría civilización. Pero, cuidado, la democracia no está por encima de los derechos individuales, porque esos derechos están protegidos por la Constitución. Por eso los políticos no pueden meterse en nuestra casa que es nuestro castillo y no pueden inmiscuirse  en nuestras creencias religiosas. Aunque se trate de una minoría,  no todo lo puede decidir la mayoría, ya que si así fuera  nos podrían imponer la forma de vivir  y hasta la forma de pensar. 

Esta es la igualdad que debe existir entre todos los seres humanos, que no es uniformidad, no es homogeneización, no es que todos pensemos igual, es la igualdad ante la ley y la igualdad de oportunidades.

 Enrique Gómez Gonzalvo,   16-04-2023 Referencia 670


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