Hablar de inmigración y de inseguridad ciudadana equivale a ser acusado de racista, xenófobo y, más concretamente, de islamófobo. Es verdad que en el tema de la inmigración no se puede generalizar porque hay muchos tipos de inmigración e inmigrantes muy diversos por razones diferentes, pero no se pueden recoger a todos los que huyen de su país por razones de guerra, de violencia, de hambre y de pobreza porque. Si esto ocurriera se hundiría la economía española, los sistemas de asistencia social y la propia seguridad social.
La izquierda en aras del progreso, de la democracia y del amor a todos los hombres está dispuesta a admitir a todo el que quiera venir para acercarnos a la construcción de ese hombre nuevo, el ciudadano del mundo en un mundo nuevo, en el que estén hermanados todos los hombres. El ciudadano del mundo no existe, lo que hay son ciudadanos de los diferentes estados que hay en el mundo.
Al haber fracasado el multiculturalismo, no siendo posible la construcción de un estado dentro de otro estado y ser precisa la integración, es necesaria la prudencia y hay que tener en cuenta la lengua, la religión y los valores morales de los inmigrantes y calcular el número que se pueden acoger.
En el caso de los musulmanes que llegan a Europa no hay coincidencias ni de religión, ni de política, ni de lengua, ni en la moral, ni en las costumbres ni en la gastronomía. Muchos tienen normas morales, políticas y éticas determinadas por la sharia, una ley contradictoria con el ordenamiento jurídico de todos los países europeos.
No se puede hablar de delincuencia e inmigración en la misma frase, pero los datos son tozudos. En Barcelona, en el año 2021 el porcentaje de delincuentes que corresponde a los inmigrantes con papeles es el siguiente: 72% de robos en la calle con violencia, 61% de robos en domicilios con violencia, 51% de las agresiones sexuales con penetración, 50% de los homicidios y asesinatos.
La inmigración sin control que han practicado algunos países ha hecho que haya áreas en Europa donde el Estado ha desaparecido de hecho pues la ley islámica se ha impuesto a la ley del estado que los cobija y esos barrios se comportan como mini estados. Es lo que ocurre en Rosendale la tercera ciudad de Noruega donde existe un barrio donde la policía sueca no puede entrar. En Molenbeek, en el centro de Bruselas en el que viven más de 100.000 personas y donde las autoridades belgas no intervienen. En Francia de los 67 millones de habitantes 6,2 son musulmanes y la mayoría no se consideran franceses, los problemas que se producen en las zonas periférica de las grandes ciudades son terribles.
La realidad es que islam y catolicismo, lo queramos o no, son incompatibles y solo dejarán de serlo cuando uno u otro renuncie a sus dogmas, lo que supondría su desaparición. Mientras el catolicismo, en cuanto religión, está replegándose en nuestros llamados estados de bienestar, el Islam está en continuo avance, y desde luego, no está influido por las ideas de multiculturalismo, de sociedades abiertas y de tolerancia. Aparte está el imparable crecimiento demográfico del mundo islámico frente a las sociedades europeas donde cada vez nacen menos niños.
Enrique Gómez Gonzalvo, 27-12-2022, Referencia 433