LA LIBERTAD RELIGIOSA Y LA INQUISICIÓN

                

La libertad religiosa es muy reciente en Europa pues  no nació hasta el siglo XIX y lo hizo  a la vez en los países del norte y  del sur, entre los católicos y entre los protestantes.

Cada territorio en nuestro continente funcionaba como una unidad religiosa. La religión era la del príncipe y todas las demás  religiones o sectas estaban perseguidas. Así el príncipe de Sajonia, al abrazar el protestantismo y convertirse en el papa de Sajonia, obligó a sus súbditos a convertirse a la nueva religión. Lo mismo hicieron Enrique VIII en Inglaterra,   los príncipes de Orange en los Países Bajos y Felipe II en España.

A España y a Felipe II se les ha acusado de fanatismo religioso mientras   el protestantismo se ha  presentado como un movimiento vanguardista solamente por aquello de  hacer a las mujeres sacerdotisas. La realidad es que  la Reforma protestante ni fue un ejemplo de tolerancia ni fue  buena en el camino a la libertad. Los procedimientos de la Reforma, según Gustavo Bueno son los  del nacionalismo, Lutero     el auténtico fhurer del nacionalismo alemán y el luteranismo condujo  a los campos de concentración. En la tolerante  Suecia,  hasta los años 70 del siglo pasado, los católicos no podían ser funcionarios.

 La Inquisición española existió, pero no fue ese monstruo que se inventó la Leyenda Negra, que produjo cientos de miles de víctimas y que ha contaminado la historia de España para siempre. Como la nación española era el buque insignia del catolicismo,  se inventaron una Inquisición que solo existió en España y, lo peor, que muchos estudiantes universitarios  españoles creen que Galileo fue torturado y quemado por ella.

  En los 350 años que duro ese Tribunal los estudios más  recientes hablan de unas 3.000 víctimas mortales. La realidad es que se trataba de una organización pequeña, con pocos recursos, pues en las 23 provincias inquisitoriales  solo había uno o dos inquisidores en cada una. Contrastna estas cifras con las 25.000 “brujas” que fueron quemadas en los países protestantes y sin juicio previo. En cuanto a la crueldad que se lo pregunten a Miguel Servet. 

La realidad es que Lutero y los creadores del protestantismo, para justificar su salida de la Iglesia católica, tenían que denigrar el catolicismo. El lugar que abandonaban era la “puta de Babilonia”,  donde vivía el anticristo, el demonio transformado en papa. Así consiguieron la supremacía  los pueblos que se hicieron protestantes frente al sur católico.

Las diversas sectas   no solo luchaban contra el catolicismo, lo hacían entre ellas y dejaron  Alemania en una situación de postración y de pérdida demográfica, además de empobrecida porque los príncipes alemanes confiscaron los bienes de la Iglesia católica y se volvieron riquísimos. De dicha situación no pudo salir hasta el siglo XIX.

           Enrique Gómez Gonzalvo 20-11-2022 (Referencia 619)


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