EL FUTURO ERA ESPERANZADOR

                 

Hasta  el 22 de febrero del año actual, fecha en la que  Ucrania fue invadida por Rusia, todo iba en Europa y en el mundo bastante bien. Ya había  finalizado el  siglo XX,  uno de los períodos de la Historia más intensos y convulsivos que le ha tocado vivir a la humanidad, con dos guerras mundiales y el auge y caída del nazismo y del comunismo.  

Steven Pinker, catedrático de la Universidad de Harvard, decía que actualmente  “vivimos no solo en la época más  próspera de la historia, sino también en la más pacífica”. Efectivamente, desde 1945, cuando terminó la Segunda Guerra Mundial, ningún país indepen­diente ha sido conquistado y borrado de la faz de la Tierra., lo que no había ocurrió nunca. La bomba atómica ha sido  el arma disuasoria de la  Tercera Guerra  Mundial y el futuro era esperanzador.

 La tecnología y la globalización consiguieron    que mejorara la situación de cientos de millones de personas durante la segunda mitad del siglo pasado. Se había  igualado mucho la longevidad pasando  en el siglo XX de 20 a 60 años y también  la educación,  la asistencia sanitaria, la disponibilidad de las vacunas, etc. El sistema capitalista, que ha agrandado las diferencias entre ricos y pobres dentro de cada país, a nivel mundial ha conseguido que la diferencia entre los diferentes países  se fuera  haciendo menor.

 La libertad de comercio y la globalización han favorecido  sobre todo   al mundo subdesarrollado. Si hace unos años los progres europeos se manifestaban pidiendo  el 0,7 %  del presupuesto nacional para la ayuda al desarrollo, estas manifestaciones se han olvidado. La globalización ha conseguido   que los países pobres se lleven el 9 % del PIB mundial aunque  este crecimiento no es homogéneo   y continúa habiendo enormes bolsas de pobreza.

En China, el Partido comunista, sin cambiar el nombre y comportándose  como una dictadura capitalista  ha experimentado un crecimiento espectacular. Se tenía también la esperanza  que ocurriera como en Corea del Sur, que tras muchos años de dictadura  al final se democratizara, lo que sería fundamental para la estabilidad política mundial.

En el continente africano, por primera vez en la historia, muchos países  están experimentando un crecimiento  importante.

Solamente Europa está perdiendo protagonismo y, para algunos, es el enfermo del mundo. La población  autóctona disminuye  por la baja natalidad y ese vacío está siendo   ocupado por otros pueblos  que pertenecen a  una civilización opuesta: el Islam, que convertirá a Europa, según Oriana Fallaci,  en Eurabia.

 Estados Unidos seguirá  siendo,  y lo será durante mucho tiempo, el país más  influyente y poderoso en términos de poder tecnológico, empresarial, financiero, político, militar y cultural. Ni Europa, ni Rusia ni China pueden ocupar su lugar.

Hemos vuelto a la guerra fría y a la amenaza nuclear

Enrique  Gómez Gonzalv, 25-06-2022, Referencia 567


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