
En Europa continuaba la guerra fría y nosotros estábamos en lo que se ha dado en llamar la Transición, esa que ahora los comunistas de Podemos se quieren cargar porque consideran que Carrillo traicionó al pueblo cuando pactó con los falangistas del Movimiento Nacional. Fue la década de la gran expansión del comunismo desde la II Guerra Mundial.
La Unión Soviética, la mayor potencia terrestre del mundo con cinco millones de soldados profesionales y la segunda mayor potencia militar aérea y naval después de EE UU, controlaba mediante agentes infiltrados a todos los partidos comunistas y a la rama más izquierdista de los socialistas. En todo el continente había manifestaciones gigantescas que se hacían en nombre de la paz por orden de la Unión Soviética y que en realidad eran a favor del ejército soviético.
El general Augusto Pinochet en 1980 fue demonizado por la Unión Soviética y por la propaganda comunista cuando, ante la urgente petición de la mayoría del Parlamento, se hizo cargo del gobierno en la época en que con la inflación más alta del mundo y con miles de terroristas que pretendían transformar el país en otra Cuba.
Fue la época del GAL, especialmente activo entre los años 83 y 87 coincidiendo con la Jefatura de Gobierno de Felipe González y está probado que fue financiado con fondos del Ministerio del Interior. Moralmente fue detestable, pero funcionó extraordinariamente bien porque Francia dejó de ayudar a los etarras y empezó a actuar la justicia francesa. Posteriormente, con Aznar, la situación en el País Vasco mejoró extraordinariamente al ilegalizar Herri Batasuna.
En el 89 cayó el muro de Berlín y en el 91 se produjo la implosión de la Unión Soviética. Muchos partidos comunistas europeos desaparecieron como tales porque no se podían presentar con el antecedente del gulag y de los 100 millones de muertos. En España, en sustitución del Partido Comunista, Gerardo Iglesias creó Izquierda Unida, que también eran comunistas, pero escondían el nombre.
A pesar del espíritu de la transición, pronto se inició una campaña para crear en las nuevas generaciones una campaña negativa contra Franco, que en 40 años hizo cosas buenas y cosas malas. El motivo no fue otro que el haber sido vencedor del comunismo. Y así como España está llena de calles dedicas a carlistas y liberales, y en Madrid por ejemplo está el monumento a Espartero y la calle de Zumalacárregui porque aunque estaban en bandos distintos, todos eran españoles, las dedicadas a Franco se irían borrando en toda la geografía nacional. No descansarían hasta que profanaron su tumba, pero esto fue mucho más tarde.
¡Felices Navidades y tengan cuidado con el coronavirus!
Enrique Gómez Gonzalvo. 21/12/2020 Referencia 321