El catolicismo predica el igualitarismo, ayudar al débil, hacer obras de misericordia y estar con los pobres. Por esto el católico, si deja de creer en Dios, como tiene necesidad de seguir haciendo el bien se vuelve comunista. Es lo que ocurrió después del Concilio Vaticano II.
Fueron los jesuitas los que iniciaron la comunistización de la Iglesia Católica creando una rama del leninismo, los llamados comunistas con alzacuello. De allí vino la Teología de la Liberación cuya máxima expresión estuvo en el Salvador, donde había curas que celebraban misa enseñando un pistolón debajo de la casulla.
En España, coincidiendo con el tardo franquismo, los seminarios empezaron a quedarse vacíos, la gente dejó de ir a misa y muchos jóvenes sustituyeron la cruz por la hoz y el martillo, sin embargo fueron escasos o nulos los comunistas que abrazaron el cristianismo.
Hoy tenemos un partido comunista, que no es el comunismo de la reconciliación que condenó la invasión de Praga y pedía superar la guerra civil porque fue una tragedia entre hermanos. El comunismo de Podemos es el comunismo de Pablo Iglesias que felicita a Maduro por las masacres de Caracas.
Tampoco el papa Francisco tiene mucho que ver con sus antecesores, el papa santo Juan Pablo II o el papa sabio Benedicto XVI. Bergoglio es el papa que afirma que la economía capitalista “mata”, que ve en el dinero “el estiércol del Maligno”, que dice que “la monja chismosa es peor que los de Sendero Luminoso, pues tiran la bomba, destruyen y se quedan tan tranquilas” (sendero Luminoso era una organización comunista-guerrillera con 50.000 muertos en su haber y no menos de 500.000 desplazados).
El papa Francisco y Pablo Iglesias coinciden en condenar a los ricos y por ello se consideran buenos y los ricos malísimos.
Cuando un periodista le hizo notar a Bergoglio que también el comunismo quería construir una sociedad sin propiedad privada y le preguntó « ¿Usted también se refiere a una sociedad de tipo marxista?», el papa le respondió «si acaso son los comunistas quienes piensan como los cristianos».
El papa Francisco ama a los pobres, pero no hace nada por los pobres. El cariño solo no es suficiente, incluso puede ser ofensivo. El papa de los pobres fue Juan Pablo II, que si hizo mucho por los pobres, porque junto con Margaret Tacher y Ronald Reagan ayudaron a que cayera el muro de Berlín, la mayor fábrica de miseria y de muerte que ha conocido el mundo.
Enrique Gómez Gonzalvo. 25/05/2020. Referencia 297