¿Por qué la ideología que ha producido 100 millones de muertos en los últimos 100 años, es respetada por tantos políticos, profesores y periodistas y no por los trabajadores?
¿Por qué el sistema de Lenin, un régimen criminal, es consentido por las sociedades democráticas?
¿Por qué el comunismo sigue tan vivo, que hasta en la iglesia del papa Francisco está bien visto, y muestra gran cordialidad con los Castro y los Maduro?
Las “bases” de Podemos no se escandalizan aunque el partido ha sido financiado por una potencia extranjera, es cómplice con los separatistas y Pablo Iglesias se compra un palacete.
Todo esto ocurre porque si eres comunista estás con los buenos y puedes hacer lo que quieras y si estás en la otra orilla eres un maldito, un facha y en el mejor de los casos un liberal radical. El que no vota a la izquierda o al separatismo es basura, fascista, facha, nazi o franquista.
Un ex concejal podemita del Ayuntamiento de Madrid, Carlos Sánchez Mato felicitó así el nuevo año: que el centenario de la más hermosa revolución de la historia sea estímulo para la construcción de fraternidad universal.
Ellos creen cuando dicen que, si llegan al poder, no implantarán la dictadura soviética, que seguirá habiendo elecciones, que lo que quieren es que las elecciones no las ganen siempre los mismos, que lo que no les gusta es el sistema capitalista porque es injusto. Que solo quieren que no haya niños buscando en los contenedores de la basura.
Dicen que no puede ser verdad que Pablo dijera que disfrutaba con el espectáculo de ver como apaleaban a un policía. Qué Pablo, que parece tan bueno cuando baja la voz, no puede ser “un jeta” como diría el castizo.
No se acuerdan que Marx pronosticó en 1848 que la pobreza en el mundo se agudizaría y ganaría al capitalismo. Que en 2018 el número de habitantes de la tierra se ha multiplicado por 10, por 3 la esperanza de vida y la renta per cápita se ha duplicado gracias al capitalismo.
Tampoco se acuerdan que los bolcheviques en Rusia eran muy pocos, unos mil profesionales, para una población de 140 millones de personas e impusieron una dictadura brutal en el país más extenso y más poblado del mundo. Y que a los primeros que mandaron al pelotón de fusilamiento fueron a los líderes sindicales.
No creen lo que se dice en Cuba que no se sabía ni cuantas casas ni cuantas mujeres tenía Fidel Castro y que su cuenta en Suiza lo convirtió en el 5º o 6º hombre más rico del mundo.
La verdad es que, a estas alturas del siglo XXI, se tiene que ser un miserable para reivindicar a Lenin o a Hitler.
Enrique Gómez Gonzalvo 10/01/2020 Referencia 328