
Es el día que España conmemora una de las grandes gestas que se han realizado en la historia de la humanidad, el descubrimiento, la conquista y la colonización de América, lo que nos convierte en una de las grandes naciones protagonistas de la Historia, teniendo en cuenta que todo ello ocurrió con la tecnología del siglo XVI, a miles de kilómetros de distancia y cuando España contaba con 5 millones de habitantes (4 la Corona de Castilla y 1 la Corona de Aragón).
El descubrimiento de América fue seguido, como todos los descubrimientos en la historia de la humanidad, de la conquista y de la expansión de la civilización de los conquistadores, que era incomparablemente superior a la de los conquistados. Todo un continente formó parte del imperio español, primero como colonias y luego como repúblicas independientes, aunque les fue mejor como colonias y de esta forma se incorporó a la civilización occidental.
Aunque España desapareciera, el mundo, la Historia tendría que reconocer que hubo una vez una nación que se llamaba España que descubrió un continente, lo conquistó, lo evangelizó, lo metió dentro de la civilización romana y cristiana, la mejor que ha habido en la historia de la humanidad, pues absorbió el pensamiento griego y latino, el derecho romano, los principios del cristianismo, la separación de la Iglesia y del Estado y permitió que se crearan sociedades libres en casi todo el mundo.
Naturalmente que los españoles explotaron los recursos del Nuevo Mundo, si bien hasta el siglo XVII América no dio dinero a España y al principio todo se hizo con los recursos de Castilla.
Por supuesto, hubo episodios oscuros en todo el proceso. Es obvio que la Conquista de América no soporta el estándar moral del siglo XXI, pero no es con este criterio como debe ser juzgada, sino con el del del s. XVI y teniendo cuenta hechos como que en 1512 ¡sólo veinte años después del Descubrimiento!– se promulgaron las primeras leyes para la protección de los indígenas. Y, fue tal la preocupación de los Reyes españoles que en 1542 se publicaron las Leyes Nuevas, «para la gobernación de las Indias y buen tratamiento y conservación de los indios».
Ninguna potencia colonial ha mostrado tal interés por sus súbditos de allende los mares, dando por hecho la enorme dificultad en la aplicación de las leyes a miles de kilómetros. El Derecho de Gentes -que más tarde llamaríamos Derecho Internacional- es una valiosísima aportación española al progreso de la humanidad. Carlos I, rey y emperador, exigió garantías de que sus súbditos americanos (si, súbditos y no esclavos) fueran tratados igual en La Nueva España que en Extremadura.
Nosotros fuimos colonizados y romanizados por una gran potencia y nadie acusa a Roma de genocidio a pesar Numancia. Los romanos cometieron una masacre en España pero no por ello renegamos de la civilización romana y menos mal que nos civilizaron.La grandeza de l Hispanidad radica en que, fuese como fuese la conquista, gracias a ella hoy en día América es como es y cientos de millones de seres humanos compartimos un espacio de valores y una historia común a uno y otro lado del Atlántico. Gracias a la colonización de América, podemos entendernos sin problema desde Barcelona hasta la Baja California, desde buena parte de Estados Unidos hasta la Tierra de Fuego.
El Descubrimiento hizo que el mundo fuera mucho mejor y parece razonable pensar que, si no hubiera sido España la colonizadora, el proceso habría sido, en líneas generales, bastante peor.Hay que odiar mucho a España y a si mismo, como les ocurre a muchos españoles, para considerar el Descubrimiento y colonización de América como un genocidio y llamarle encuentro de civilizaciones y limitarlo a una historia de malos invasores y buenos salvajes, como hizo Pablo Iglesias o su compañera Carmena, la alcaldesa de Madrid, diciendo que no hay nada que festejar.
El Día de la Hispanidad debe ser no solo una fiesta en la que recordar nuestra mayor gesta como nación, también un momento para reconocer lo mucho que nos une a los españoles de ambos hemisferios, como dijo la Constitución de Cádiz de 1812.
Enrique Gómez Gonzalvo, 21/12/2017 Referencia 153