Santiago Carrillo nació en Gijón en 1915 y falleció en Madrid en 2012. A los 19 años fue nombrado secretario de las juventudes socialistas. Desde entonces hasta su fallecimiento dedicó toda su vida a la política, con la monarquía, con la república, en el exilio y, finalmente, con la democracia. Pequeño saco de maldades, le llamaba Felipe en aquellos años de la transición.
Se inició en el Partido Socialista sección revolucionaria. Se pasó al Partido comunista, del que fue expulsado en 1985 y fundó el Partido de los trabajadores de España-Unión comunista que, tras su fracaso electoral, fue absorbido por el Partido socialista. Toda su vida desempeñando cargos de gran responsabilidad en una organización política, cuya ideología, el comunismo, ha producido en el mundo (Rusia, España, China, Laos, Camboya, Vietnam, Angola, Angola, Mozambique, Cuba, etc.) más de 100 millones de muertos.
Si se hubiera arrepentido de esa militancia en una organización tan criminal, podría haberse retirado a un lugar de reposo como Vera del Moncayo. Allí, a los pies de la montaña, en el monasterio cisterciense donde Gustavo Adolfo Becker escribió Cartas desde mi celda, podría haber meditado sobre su vida, sobre el comunismo y haber escrito un libro, “Yo he sido comunista”, en el que podría haber hecho una confesión de los crímenes del partido y de los suyos particulares y haber explicado, a las nuevas generaciones, que es el comunismo.
En lugar de eso ha dicho en sus memorias: “No me arrepiento de nada. He cometido errores y he intentado subsanarlos. No soy un santo, sino un hombre de carne y hueso”. Don Santiago: no son errores, son crímenes, solamente en la cunetas de Paracuellos se calcula el número de cadáveres de calculan de 8.0000 a 10.000.
Durante la transición, por aceptar la democracia, la bandera y la monarquía se le perdonó todo y se le permitió participar en las elecciones. ¿A cambio de abjurar de su ideología? No. A cambio de aceptar la democracia y la monarquía, se supone que “de momento.”
Nombrado doctor honoris causa por Universidad Autónoma de Madrid, en el mismo año se le ofreció un homenaje con motivo de su 90 cumpleaños. Fue en dicho acto cuando Peces Barba dijo “aquí estamos los buenos.” Unas 20.000 personas pasaron por la capilla ardiente instalada en la sede de Comisiones Obreras para despedirlo. Su Majestad el Rey fue a su domicilio a dar el pésame a su viuda. Uno que viniera de Marte, pensaría ¡Qué señor más importante!
Enrique Gómez Gonzalvo 25-05-2023, Referencia 22