Los españoles están de acuerdo y así lo recoge la Constitución que “todos somos iguales ante la ley sin distinción de sexo, raza, religión o ideología” y que las mujeres son iguales en derechos y en condiciones laborales a los hombres. El feminismo radical que defiende la izquierda se basa en que la mujer es sobre todo mujer, no un ser humano, sino mujer, pero en el fondo lo que creen es que la mujer es un ser inferior por lo que necesita la protección del Estado con leyes discriminatorias, privilegios legales y con la coacción estatal para protegerla.
Las mujeres que no se consideren inferiores al hombre no pueden estar de acuerdo con este tipo de feminismo y ellas pretenden que se les valore por sus méritos, no por su sexo.
En la actualidad, la dificultad para la plena integración en el mundo laboral se debe, más que a discriminación, a que es complicado en la práctica tener hijos y trabajar fuera del hogar. La causa que no lleguen a puestos bien remunerados no es por ser mujeres, sino porque tienen que elegir entre ese puesto de trabajo de alta responsabilidad y ser madres. No se puede ser madre de verdad, al menos en la primera infancia, y desempeñar un alto cargo directivo que exija una intensa dedicación y no ver a sus hijos de lunes a viernes. El problema no es por ser mujer sino por ser madre. Aún con todo, hay profesiones en las que la mayoría de mujeres es aplastante. En medicina la proporción es de 2 a 1, en la enseñanza primaria y secundaria es de 4 a 1, en la judicatura de 3 a 2 y, subiendo.
Para las feministas comunistas lo único importante es la igualdad. ¿Estarán dispuestas a despedir a hombres para que esos puestos de trabajo bien valorados sean ocupados por mujeres, aunque están menos preparadas? ¿Harán como Zapatero que puso a ministras como Carmen Calvo, Bibiana Aida, Leire Pajín, Trujillo, las que posaron como vampiresas en la portada de la revista Vogue? ¿Debe haber el mismo número de hombres y mujeres en profesiones de riesgo como soldados o mineros? ¿Es justo que los hombres tengan un promedio de 7 años menos de vida?
La consecuencia de la defensa del feminismo radical es que este Gobierno social comunista, sin tener en cuenta la biología, ha generado una legislación discriminatoria contra el ‘hombre’ en favor de la ‘mujer’ que la convierte en un colectivo privilegiado bajo la excusa de que esa discriminación es necesaria para ‘equilibrar’ la balanza histórica.
Enrique Gómez Gonzalvo, 23-05-2023, Referencia 349