Espiritualidad y religión son conceptos diferentes. Para la neurociencia la espiritualidad es una facultad de la mente como el lenguaje, la música o la inteligencia y como tal tiene un sustrato anatómico; existe una espiritualidad religiosa, pero también hay una espiritualidad laica. Como ocurre con todas las facultades mentales hay personas con una gran espiritualidad, mientras que en otras su desarrollo es muy pobre. En gran parte es heredada, aunque el entorno, la cultura y la sociedad en la que la persona se desenvuelve juegan un papel esencial en su desarrollo.
La religión, al contrario que la espiritualidad, es sobre todo una construcción social, pero aunque mucho más débil también tiene un componente genético por lo que todo intento de extirpar las religiones fracasará. Las religiones nacen para relacionarnos con esos seres superiores, que llamamos “dioses”, para influirles en sus relaciones, aplacar su ira, conseguir favores y conocer nuestro incierto futuro. ¿Qué es un dios para un hombre? lo más parecido a lo que es un padre para un niño. El niño quiere el amor y la protección del padre y, los dioses como los padres, después de crear al hombre exigen su sumisión.
La espiritualidad es un concepto más amplio que religión. No existe religión sin espiritualidad, pero sí espiritualidad sin religión. Es el caso del budismo, del jainismo o del taoísmo, que son experiencias profundamente espirituales, pero no son religiones porque no tienen dioses. Actualmente en Europa hay una disminución del fenómeno religioso y un resurgimiento de lo espiritual no religioso.
La universalidad del hecho religioso y la pervivencia de las religiones a lo largo de la historia se deben a que la religiosidad y las ceremonias religiosas forman parte de esos rasgos culturales que se encuentran prácticamente en todas las culturas. Son como el sistema familiar, la institución del matrimonio, los derechos de propiedad y algunos tabúes como el parricidio o el incesto. Su persistencia se debe a que han favorecido la supervivencia de la especie, y aunque algunas religiones hayan tenido su faceta negativa han sido un factor enriquecedor para la humanidad. En caso contrario no existirían porque la naturaleza tiende a eliminar lo superfluo.
La neurociencia no nos puede ayudar a comprender el hecho religioso. El intento de conciliar la fe y la razón en las dos grandes religiones monoteístas, el Cristianismo y el Islam, ha fracasado. En la primera lo intentó Santo Tomás de Aquino y en la segunda el español Averroes y terminó exiliado en Egipto. Tienen razón los creyentes, cuando dicen, que a Dios no se le conoce mediante
la razón sino con la revelación.
Enrique Gómez Gonzalvo, 4-05-2023, Referencia 505
ESPIRITUALIDAD Y RELIGIÓN SEGÚN LA NEUROCIENCIA
Espiritualidad y religión son conceptos diferentes. Para la neurociencia la espiritualidad es una facultad de la mente como el lenguaje, la música o la inteligencia y como tal tiene un sustrato anatómico; existe una espiritualidad religiosa, pero también hay una espiritualidad laica. Como ocurre con todas las facultades mentales hay personas con una gran espiritualidad, mientras que en otras su desarrollo es muy pobre. En gran parte es heredada, aunque el entorno, la cultura y la sociedad en la que la persona se desenvuelve juegan un papel esencial en su desarrollo.
La religión, al contrario que la espiritualidad, es sobre todo una construcción social, pero aunque mucho más débil también tiene un componente genético por lo que todo intento de extirpar las religiones fracasará. Las religiones nacen para relacionarnos con esos seres superiores, que llamamos “dioses”, para influirles en sus relaciones, aplacar su ira, conseguir favores y conocer nuestro incierto futuro. ¿Qué es un dios para un hombre? lo más parecido a lo que es un padre para un niño. El niño quiere el amor y la protección del padre y, los dioses como los padres, después de crear al hombre exigen su sumisión.
La espiritualidad es un concepto más amplio que religión. No existe religión sin espiritualidad, pero sí espiritualidad sin religión. Es el caso del budismo, del jainismo o del taoísmo, que son experiencias profundamente espirituales, pero no son religiones porque no tienen dioses. Actualmente en Europa hay una disminución del fenómeno religioso y un resurgimiento de lo espiritual no religioso.
La universalidad del hecho religioso y la pervivencia de las religiones a lo largo de la historia se deben a que la religiosidad y las ceremonias religiosas forman parte de esos rasgos culturales que se encuentran prácticamente en todas las culturas. Son como el sistema familiar, la institución del matrimonio, los derechos de propiedad y algunos tabúes como el parricidio o el incesto. Su persistencia se debe a que han favorecido la supervivencia de la especie, y aunque algunas religiones hayan tenido su faceta negativa han sido un factor enriquecedor para la humanidad. En caso contrario no existirían porque la naturaleza tiende a eliminar lo superfluo.
La neurociencia no nos puede ayudar a comprender el hecho religioso. El intento de conciliar la fe y la razón en las dos grandes religiones monoteístas, el Cristianismo y el Islam, ha fracasado. En la primera lo intentó Santo Tomás de Aquino y en la segunda el español Averroes y terminó exiliado en Egipto. Tienen razón los creyentes, cuando dicen, que a Dios no se le conoce mediante
la razón sino con la revelación.
Enrique Gómez Gonzalvo, 4-05-2023, Referencia 505