El abandonado de la fe cristiana que se ha producido en Occidente porque sus dogmas son imposibles de creer para muchos, se ha acompañado con frecuencia del abandono de la moral occidental y de todos sus valores y les ha llevado a los hombres a creencias y prácticas que nada tienen que ver con el cristianismo.
Durante la Ilustración se pensó que el lugar de Dios lo ocuparía la ciencia y que todo se podría explicar a través de la razón, pero no dio resultado.
En el siglo XX muchos sustituyeron la religión por el fascismo, con sus argumentos del superhombre, y por el comunismo con una nueva santísima trinidad: la de Marx, Lenin y Stalin. Estas dos “sustitutos” causaron tanto dolor que perdieron en la segunda mitad del siglo XX todo su predicamento.
En la actualidad se ha extendido tanto el culto al cuerpo y a ciertos deportes, como el fútbol, que algunos de sus ídolos, como Diego Armando Maradona, cuenta en Nápoles con santuarios donde se le reza y venera.
El animalismo, con el amor excesivo a los animales y la aplicación de criterios humanos a seres irracionales, casi borra la diferencias entre el hombre y el animal humano, atribuyéndoles derechos siendo que los animales no tienen derechos ni obligaciones porque no son seres racionales.
El ecologismo considera que el hombre es el gran depredador y el responsable de todos los males que afectan a la naturaleza y al medio ambiente y, en lugar de poner la Tierra a nuestro servicio, pretenden la subordinación de la humanidad. De aquí a considerarla una diosa como en el Paleolítico solo hay un paso.
El budismo, que no es una religión porque no tiene dioses, en oriente pierde terreno, pero en occidente un pequeño porcentaje lo toma en serio, si bien de una forma tan occidentalizada que lo convierte en irreconocible para los asiáticos.
El hombre moderno, como el hombre de las cavernas, necesita dar sentido a su vida y dar una explicación a lo inexplicable. Ante el ocaso de las religiones podrán aparecer mitos, nacionalismos excluyentes, dogmatismos de uno u otro signo, populismos caudillistas, que se rijan más por las emociones que por el raciocinio y creencias estrambóticas no basadas en datos empíricos o en razonamientos como ocurre ya con el cambio climático, etc.
Las “religiones” sustitutivas podrán tomar del cristianismo no sus virtudes, que son muchas, sino sus peores vicios: la intransigencia, el fanatismo, el comulgar con ruedas de molino, el dogmatismo o el elitismo.
Enrique Gómez Gonzalvo, 12-02-2023 Referencia 292
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