Este es el título de un libro escrito por el genetista Deán Hamer en el año 2004 en el que afirmaba la existencia de un gen que predispone a las personas a la espiritualidad. Decía también que la espiritualidad es una de las fuerzas más omnipresentes y poderosas del ser humano y que se podía considerar como un instinto.
El profesor Rubia dice que hablar de un “gen de Dios” le parece no sólo exagerado y probablemente incorrecto, sino que tiene la impresión que esa expresión fue motivada más por sensacionalismo que por argumentos científicos, es decir, por motivos comerciales, lo que parece que al final reconoció el propio autor.
Si no existe “el gen de Dios sí que hay en nuestro cerebro unas estructuras que, si se lesionan, como ocurre en enfermos de Alzheimer en autistas, en pacientes con tumores o en otros procesos cerebrales, disminuye la espiritualidad. También se ha comprobado que el exceso de dopamina – como sucede en la esquizofrenia y en el trastorno obsesivo compulsivo – produce un aumento de la religiosidad.
Lo cierto es que hay una tendencia inherente a creer en lo sobrenatural, en Dios y en el alma. Decía el sacerdote y escritor Pablo D’Ors, cuando le preguntaron sobre la existencia de Dios, que él no sabría explicar por qué estaba seguro de ella. Lo comparaba con el amor, del que no se sabe cómo probar su existencia, pero ni él ni nadie pueden dudar de su presencia. Pero, como dijo un pensador “cuando en la oscuridad del monte el hombre silba puede que ahuyente su miedo, aunque no por eso va a ver más claro.”
Se constata que cada vez asiste menos gente a los actos religiosos, pero sigue existiendo un alto porcentaje de personas que creen en Dios, aunque se dice que la espiritualidad no tiene nada que ver con los preceptos religiosos.
El hombre, cuando se ha encontrado ante un hecho que no ha podido explicar con los medios naturales o cuando ha tenido un problema y no ha sabido la solución, para mitigar la angustia siempre ha acudido a seres sobrenaturales, a Dios. ¿Y que es un Dios para un hombre? Lo más parecido a lo que es un padre para un niño y el niño quiere el amor y la protección del padre. Los dioses, como los padres, después de crear al hombre quieren su sumisión.
Parece que la gente religiosa vive más tiempo, lo que para algunos no es una prueba no de la existencia de Dios sino que la religión es un fenómeno adaptativo que favorece la supervivencia de la especie.
Lo que si distingue Hamer es entre espiritualidad y religión. Mientras la espiritualidad es genética y universal, la religión es un hecho cultural, tiene que ver con las tradiciones, las creencias y las ideas.
Finalmente los neurocientíficos afirman que el ámbito de lo sobrenatural puede ser como el mundo de los colores, que no existen fuera de nosotros mismos, sino que son construcciones de nuestro cerebro.
Enrique Gómez Gonzalvo, 4-02-2023, Referencia 278
–La jerarquía es lo más animal, en los animales es imprescindible para la supervivencia. Las iglesias en Cataluña son centros activos de la propaganda independentista del odio a los catalanes que se sienten españoles y a los españoles en genera.
Pero habría que decir que también nos parecía que la moralidad es una facultad exclusivamente humana, y cada vez se aportan más pruebas que indican que existen facultades precursoras de la moralidad, así como comportamientos que pueden considerarse morales, en primates no humanos y en otros animales.