Éste es el título de un libro escrito por Daniel Coleman, publicado en 1995 en Estados Unidos, en el que llama inteligencia emocional a la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y los de los demás y de manejar adecuadamente las emociones. No tiene nada que ver con lo que habitualmente entendemos por inteligencia.
La actividad cerebral es una amalgama de automatismos, emociones y de la capacidades de razonar, pero la mayor parte de nuestro comportamiento es emocional y no racional. Al intervenir los tres factores se explica que personas muy capaces desde el punto de vista intelectual, con un altísimo coeficiente intelectual, no ocupen puestos importantes en la sociedad si, por ejemplo, tienen serias dificultades para relacionarse con sus semejantes debido a su sistema emocional.
Controlar los sentimientos propios mediante la razón es muy difícil y normalmente fracasa porque mandan los sentimientos y las emociones, no la razón. El 90 % de nuestro comportamiento es emocional y no racional. Si la emoción es muy intensa acapara casi todo el cerebro y la calidad de pensamiento baja, por eso en momentos de euforia y de rabia cometemos más errores. Esto lo saben muy bien los políticos y por esto, para ganar las elecciones, no pretenden establecer lazos racionales, sino conexiones emocionales, conseguir que el votante piense “éste es de los míos” o “este piensa como yo”.
El pilar básico para comprender las emociones de los demás es la empatía. Fue también imprescindible para conseguir la supervivencia del individuo y de la especie. Solo así se pudieron establecer vínculos sociales profundos para vivir en sociedades complejas. La empatía se acompaña de la posibilidad de mentir, sobre todo por omisión, es la facultad de engañar al otro pues si de verdad dijéramos a nuestros semejantes lo que pensamos de ellos la civilización no existiría.
Mediante la empatía cognitiva sabemos lo que el individuo que tenemos delante siente o piensa. Y mediante la empatía afectiva sentimos lo que esa persona siente.siente (compasión, sufrimiento, etc.).
Las personas a las que les falta empatía para comprender el dolor físico y el sufrimiento ajeno y les sobra para apreciar los sentimientos de reciben el nombre de psicópatas. Como no tienen sentido de culpa ni moral les da todo igual con el fin de conseguir sus fines.
Enrique Gómez Gonzalvo, 28-012023, Referencia 614