LA “BELLE” EPOQUE

                                     

La Belle Époque es el periodo que va desde laterminación  de la Guerra franco prusiana en 1870 hasta el comienzo de la Primera Guerra Mundial en la que Europa quedó destruida.  Fue éste un periodo de paz y prosperidad  en el que la civilización dio un gran salto. Europa era un mundo  de progreso tecnológico y de brillantez intelectual. Fue la época del Titanic (ni dios podría hundirlo), de madame Curie, del descubrimiento de los rayos X, de Picasso, del desarrollo de la burguesía, del crecimiento de las ciudades. También fue la Europa del teléfono, de la electricidad, del cine, de los grandes almacenes, del petróleo, del motor diesel, de lo premios Nobel que se crearon para estimular el desarrollo de la ciencia.

 Entonces comenzó el neocolonialismo con  los países europeos ocupando  toda África y gran parte de Asia, siendo  Inglaterra  el país más próspero.  Se construyó   la estatua de la Libertad que Francia  regaló a los Estados Unidos y cuando se erigió la Torre Eiffel que estaba destinada a la demolición.

 No se necesitaba pasaporte para viajar libremente por Europa. Surgió el automóvil y el avión. Las mujeres, con  su faldas larga y su corsé que le daban una cintura de avispa y  dibujando un cuerpo en forma de S.

 Fue también la época, en 1898, en la que perdimos  los restos de nuestro  imperio Cuba, Filipinas y Puerto Rico.  Y también,  para los supersticiosos, el hundimiento del Titanic en 1912, muriendo 1.500 personas.

Todo este mundo se derrumbó con la Guerra. Si Europa era la Señora del mundo en 1914 con la Torre Eiffel como símbolo, al terminar ya no lo sería. Finalmente en 1918 el Káiser,  emperador de Alemania abdicó, se convirtió  en república y se firmó la paz con Francia el 11 de Noviembre de 1918.

El balance fue aterrador: 9 millones de soldados muertos y 6 millones de civiles, más 6 millones que murieron de hambre y de diversas enfermedades y 20 millones de heridos. Murieron estúpidamente en nombre del honor, de la gloria, de la nación, de la patria, del imperio, del rey,  incluso de la religión.

Nadie era feliz. Ni los franceses con su victoria porque al desarrollarse la mayor parte en su territorio el país quedó destruido. Ni los rusos con su revolución bolchevique, ni los alemanes con su país humillado, ni los austriacos con el desmantelamiento de su imperio, ni los turcos con su derrota. Italia salió bien de la guerra porque ganó territorio, pero perdió 800.000 vidas humanas.

En Francia, que había ganado la guerra y que fue el país que más muertos tuvo,

 se produjo  un desequilibrio demográfico tal que en 1938 fue la primera nación  del mundo que tuvo más defunciones que nacimientos. Esta debilidad demográfica hizo que, dos años más tarde, los alemanes  volvieran a entrar alegremente en París.

           Enrique Gómez Gonzalvo, 26-01-2023 (Referencia 634)


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