España se enfrenta al mayor problema que puede tener un país que es su integridad territorial. Una parte de los catalanes, especialmente la clase política, quiere la independencia, no porque se sienta marginada, en cuyo caso pediría la igualdad, sino porque se creen superiores pues no hay nadie que se considere inferior que diga que es distinto.
Los responsables políticos de Cataluña dicen a todos que les quieren escuchar que no habrá problemas con la independencia, que no tiene costos, que está garantizada la pertenencia en la Unión Europea, que seguirán en la Europa del euro. Aseguran que la comunidad internacional les recibirá con los brazos abiertos, que no tendrán ningún problema de estabilidad financiera, que todo seguirá igual y su principal cliente seguirá siendo España (Cataluña exporta más a Aragón que a Estados Unidos).
No dice lo mismo el Sr. Borrell, alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, que afirma la existencia de una resolución de la Comisión Europea, según la cual, cuando una región de un Estado miembro que ha obtenido la independencia y constituído un Estado nuevo quiere integrarse en la Unión ha de presentar su candidatura al Consejo y recibir el voto unánime de todos los Estados miembros. Mientras eso no ocurra, en esa región convertida en Estado, se suspenderán todas las relaciones con la Comunidad.
Cataluña, separada de España, ni siquiera tendría la categoría de Estado independiente. No basta que lo proclame el Parlamento de Cataluña menos aún con mayoría simple (no llegan ni al 50 %) y menos aun sin tener mayoría del censo. Es necesario que confirme la independencia el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y, solo lo hará cuando la reconozcan los Estados, pero una independencia por las bravas no la va a aceptar nadie, acaso Corea del Norte, Venezuela, Rusia o alguno otro país marginal.
Junqueras es más consecuente. Él dice: me da igual lo que cueste la independencia, para mí es una cuestión de dignidad. Aunque España fuera el país más justo y más hermoso, yo no quiero ser español, cueste lo que cueste prefiero la independencia. Si uno se quiere suicidar…
Si el proceso independentista catalán es un disparate en términos políticos, económicos, sociales, culturales y financieros. Si no proporciona ningún beneficio y, en cambio, produce grandes perjuicios a muchísima gente. ¿Por qué lo han puesto en marcha? La respuesta no puede ser otra que porque un grupo de políticos están consiguiendo enormes beneficios en términos políticos y económicos.
Enrique Gómez Gonzalvo Terminado 19-01-2023 Referencia (491)
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