LAS GUERRAS IDENTITARIAS

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En la actualidad el sujeto revolucionario para cambiar la sociedad ha dejado de ser la clase obrera y ha sido  sustituido por  diversos colectivos: el colectivo feminista, el negro, el musulmán,  el homosexual, el  nacionalista. El  objetivo es la división de la sociedad en función de las entidades.

 El procedimiento en las guerras identitarias es siempre el mismo. Se empieza por agrupar a las  personas en colectivos diferenciados, hombres-mujeres, blancos-negros, etc. y se llega hasta la segregación. Todos los miembros de esa colectividad tienen que pensar igual y sentirse víctimas. No se admiten discrepancias, el disidente  dentro o fuera de ese  colectivo, es llamado de todo, racista, homófobo, fascista, etc. Finalmente se aprueban leyes que legalizan esa discriminación y la sociedad  queda dividida.

  La ley de violencia de género  establece penas diferentes a hombres y mujeres y se es presuntamente culpable o presuntamente inocente en función del sexo. Siguiendo este criterio, las penas  podrían  depender del color de la piel, de la religión, del nivel económico o de cualquier otra circunstancia. Sería volver un poco a épocas en la que si un noble mataba a un siervo no le pasaba nada y si era al revés, lo ahorcaban.

Con respecto a la división de la sociedad en función del color de la piel, en Estados Unidos se está desarrollando un revanchismo racial que hace culpables a las personas blancas que han nacido en la actualidad por el hecho de serlo.

 En Francia el islamismo intenta crear una comunidad separada de la republicana y laica, es la llamada comunidad separatista.

En el caso del feminismo identitario se llega a despreciar las leyes de la naturaleza y estando  la mujer constituida anatómicamente, fisiológicamente y psicológicamente para la maternidad,  tratan de borrar esas particularidades.

 La guerra de sexos y todas las guerras identitarias  forman parte de algo más profundo que es el ataque a todas   las instituciones de Occidente. Es el adanismo, el comenzar de nuevo, el plantear cambios completos y radi­cales que no dejen piedra sobre piedra y que no sabemos a dónde nos llevarán. Se trata de quitarle al ser humano,  de desposeerlo de sus vínculos familiares, matrimoniales y de pareja, de sus vínculos  con la historia, con  la tradición,  con la fe, de perder la soberanía nacional y el estado-nación sustituirlo por asociaciones supranacionales.

En resumen, las  guerras políticas en la actualidad están relacionadas con el sexo,  el asunto del género como auto percepción, la militancia Igbt, la ideología de género, el asunto de la natalidad, el clima, etc.

          Enrique Gómez Gonzalvo,   20-12-2022, Referencia 628


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