En 1920, Fernando de los Ríos, como miembro de la Comisión ejecutiva del PSOE viajó a la URSS a estudiar la posibilidad de su partido de afiliarse a la Internacional comunista. Allí se vio con Lenin. Preguntado por el socialista español sobre cuándo traería el régimen bolchevique la libertad para los ciudadanos, el dictador soviético le contestó al más puro estilo gallego “¿Libertad para qué?
La libertad entendida como la facultad de obrar según su voluntad, respetando la ley y el derecho ajeno, es la principal exigencia de la derecha y lo que más la diferencia de la izquierda. A diferencia de la igualdad que nos ha sido negada por la divinidad, y cada uno de nosotros es radicalmente diferente a todos los demás, la libertad es consustancial con la naturaleza humana
La libertad es la idea fuerte del liberalismo y obviamente ha de ser individual. No existen las “libertades colectivas” ni “la libertad de los pueblos”, que solo sirven para encubrir procesos nacionalistas y totalitarios.
El Estado debe garantizar la libertad individual, sin embargo son muchos los ciudadanos que tienen miedo la libertad. Milton Friedman decía que se debe a la ancestral creencia en que los seres humanos somos fundamentalmente malvados y piensan que nuestra libertad debe ser recortada por el poder. Son los que creen en el orden impuesto, en el poder disciplinario del Estado, en la necesidad que algún iluminado lo organice todo desde el gobierno e imponga reglas rígidas que eviten el desmadre y el caos. De ahí también que los intervencionistas pasen por buenos porque se ocupan “de las necesidades de la gente”.
Para los liberales el Estado es un mal necesario porque tiende a inmiscuirse en nuestras vidas limitando nuestra libertad, pero es necesario porque, al tener la exclusiva de la violencia, hace que la ley se cumpla, lo contrario sería la barbarie, la ausencia de civilización.
La izquierda también habla de libertad, pero para ella la libertad es la ausencia de dominación o explotación del hombre por el hombre, aunque en el fondo piense como Lenin.
La libertad está íntimamente relacionada con la propiedad: la propiedad del cuerpo de uno, del trabajo de uno, del salario de uno, esa propiedad es sagrada y esa libertad de usar tu propiedad, que eres tú mismo, no te la puede quitar ni dios.
La propiedad es la gran diferencia entre el liberalismo y el comunismo. La libertad y la propiedad han sido el motor de la historia del hombre, pero los regímenes que se califican así mismo de izquierda han tendido a construir estados totalitarios o al menos autoritarios, olvidando el respeto a la libertad y han sido apoyados por los que tienen miedo a la libertad.
Enrique Gómez Gonzalvo, 11-12-2022, Referencia 346
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