No. La independencia exprés de Cataluña no es posible. La Generalidad podrá declarar la independencia unilateralmente, pero será un acto dictatorial para los catalanes y de rebeldía ante el Gobierno central y no será pacífico, salvo que España se ponga de rodillas. Cataluña no se convertirá en estado nación independiente porque lo diga su parlamento, se precisa que esa independencia sea reconocida por las demás naciones.
La comunidad internacional no reconocerá nunca la independencia por las bravas de una de las regiones más ricas de una nación que la pide porque quiere escapar al esfuerzo de solidaridad. Si acaso alguna nación marginal como Venezuela, Corea del Norte o Abisinia, la única que admite en su constitución el derecho de secesión.
Ninguno de los países de la Unión Europea tiene interés en que se produzca la separación de Cataluña quizá porque ellos tienen o pueden tener el mismo problema. Es el caso de Italia con la Liga Norte o Baviera donde el 25 % de los ciudadanos, según encuestas, son partidarios de la independencia o la misma Francia con Córcega.
La Comisión Europea emitió un dictamen en el que advirtió a Cataluña que no reunía las condiciones necesarias para proclamarse independiente. También informó que, si una región de un Estado miembro de la Unión se declarara independiente, en ese momento se anularían todas las relaciones con esa región pues los tratados son de estado a estado. Posteriormente podría solicitar su adhesión y negociarla, lo que tardaría años, y además tendría que ser admitida por unanimidad.
España y Cataluña tienen una historia común de 2.000 años y no nos ha ido mal pues hemos creado un sistema político con una monarquía constitucional basada en la soberanía del pueblo español, con un conjunto de libertades que no las tienen la mayoría de los 190 estados nación que forman las Naciones Unidas y somos la décima potencia industrial del mundo.
El número de independentistas en Cataluña es, según el Presidente de la Patronal catalana, del 30 al 35 % y desigualmente distribuidos (en el campo el 80 %, en Tarragona, Lérida y Gerona menos del 50 % y en Barcelona y área metropolitana muchísimos menos). No se puede conformar una identidad nacional contra la voluntad de la mitad de la población que desea seguir siendo española, con instituciones que el cincuenta por ciento de los ciudadanos no admite como suyas y con una lengua y una cultura que uno como mínimo de cada dos censados en el Principado ven como ajenas.
La realidad es que hay muchos vínculos activos entre Cataluña y el resto de España que harían que una ruptura traumática sería mal negocio ético, moral y social para todos.
Enrique Gómez Gonzalvo, 27-11-2022, Referencia 119
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