EUROPA ANTE LA INMIGRACIÓN MUSULMANA

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Por primera vez, desde la invasión pacífica del Imperio romano por los pueblos bárbaros, en los últimos lustros millones de personas llegadas de Asia y África  han cruzado la frontera de Europa. Veinte millones de musulmanes viven actualmente en Europa, 7  en Francia, 5 en Alemania, 5 en Inglaterra,  2 en España. Su número  sigue aumentando por la mayor reproducción y porque  siguen llegando  por tierra, mar y aire. La razón de fondo es que quieren entrar para mejorar su nivel de vida, pero además en Europa falta  población laboral por la baja natalidad.

 Europa  vive instalado en el mito de que el resto del mundo la ha tomado como modelo  a imitar  y se engaña a si misma pensando que todos los países ansían ser Occidente. A ello se suma  esa superstición gratuita que consiste en creer que los hombres mejoran a medida que se expande el saber científico y los conocimientos técnicos.

Ante estos nuevos  visitantes caben 3 posibilidades:

–Asimilación  Consiste en que   el nuevo grupo étnico adopte la identidad del otro (idioma, religión, etc.) hasta el punto que ya no se considere un grupo distinto. Ello  es imposible por razones obvias. Además  los nuevos visitantes   no son ciudadanos pacíficos,  son peligrosos porque su libro sagrado, El Coram, les dice que a los infieles hay que convertirlos o degollarlos.

–Multiculturalismo. El nuevo grupo  mantiene su propia identidad, habla su  lengua, mantiene su religión, conserva  sus  costumbres y viven separados de los nativos. Tampoco es posible porque va contra el estado-nación y  sería volver a la Edad Media con sus barrios cristianos, judíos y musulmanes.   Suecia y  Noruega  han anunciado  que rechazarán las donaciones millonarias de Arabia Saudí para construir mezquitas en sus territorios mientras ese país no respete la libertad de culto.

–Integración. Los diversos grupos  étnicos mantienen su identidad,  pero se mezclan, interactúan y sienten que forman parte de una identidad  que engloba a todos. Sería la situación ideal, pero la integración de los  musulmanes que hay en Europa, fundamentalmente árabes y pakistaníes, ni se ha producido ni se producirá porque ellos no lo desean.   Occidente representa la libertad y  el musulmán  no puede ser libre porque no puede pensar, debe  hacer lo que dijo El Profeta a través de El  Coram. Además de no integrarse,  en muchos casos odian al país que los ha acogido y en   los islamistas de segunda generación se encuentran más simpatizantes con los terroristas islamistas que en la primera y menos que en la tercera.

Los musulmanes pueden vivir en una democracia occidental porque ésta lo permite, pero el Islam es incompatible con la democracia porque  más  que una religión es una forma de vida, no admiten una ley civil que esté por encima de la ley de Dios. La religión y el código civil, penal o mercantil son lo  mismo.  Están en contra de las libertades, incluso de la  sexual, porque ésta es una variante de las mismas. Algunos dirán que  también el catolicismo está en contra de la libertad sexual, pero no se mata a nadie por ser homosexual, adúltero o adúltera.

Enrique Gómez Gonzalvo, 13-11-2022, Referencia 116


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