CEREBRO DE HOMBRE CEREBRO DE MUJER

                    

Siendo el cerebro el órgano rector de nuestro organismo, no hay grandes diferencias entre el cerebro del hombre y el de la mujer. Mayores son las que existen  en otras facetas del ser humano como la configuración, el  volumen corporal, la fuerza física, etc.

Las diferencias  se han producido a lo largo de la evolución por la división del trabajo.  El hombre  ha sido cazador y la mujer se ha dedicado al cuidado de la prole y a la recogida de alimentos, por ello se han ido activando zonas diferentes según las necesidades.

 El hombre  es más diestro en tareas video espaciales,  en arrojar dianas y para el razonamiento matemático. Las mujeres dan mejor rendimiento en velocidad y comprensión de la lectura,   en empatía, en el lenguaje no verbal (sabe lo que le pasa al bebé) y en habilidad manual (recoger y preparar alimentos).

La conducta sexual, tan diferente en ambos sexos, más que del cerebro depende fundamentalmente de las hormonas gonadales segregadas fundamentalmente por el testículo y el ovario, y del entorno social habido en la infancia. Las mujeres toleran la frustración sexual mucho mejor que los hombres, pero son  muy intolerantes con la falta de amor.

Aunque no depende del cerebro sino de la evolución, el sistema reproductor de la mujer ha evolucionado más que el del hombre. La vulva, con la bipedestación se ha desplazado  hacia adelante, lo que permite el coito frontal (único en los mamíferos). Poseen  disponibilidad sexual durante todo el ciclo sexual, menstruación abundante,  menopausia (lo que permite la existencia de la abuela) y su pelvis es más ancha lo que permite el crecimiento del cráneo.

El amor está considerado como el más poderoso de todos los sentimientos, capaz de superar cualquier necesidad o instinto, incluso el de supervivencia.

El enamoramiento es bueno para nuestra especie, ya que deja a la pareja comprometida en la crianza de sus hijos.

La agresividad siempre se había  creído  que no dependía del cerebro sino de la testosterona y  por eso era mayor en el varón. Ahora sabemos  que  esa  mayor agresividad del  varón  se  refiere sólo al mantenimiento de la integridad del territorio que consideran suyo, en cambio es más intensa en las mujeres  cuando creen que sus crías peligran por la aparición de intrusos.

  El hecho que la mujer desde hace milenios, tenga como objetivo gustar al hombre, aunque ese  hombre no le atraiga, no se debe a factores hormonales, sino a la necesidad de buscar la pareja perfecta, en aras de  su seguridad y la de sus hijos. Para ello  acentúa  su papel de objeto sexual que ha tenido durante siglos,  por ejemplo  ajustándose la ropa a las nalgas y a la cadera y resaltando el volumen de las mamas.

La adolescencia, que se ha adelantado 2-3 años, es muy diferente en ambos sexos. Las chicas maduran por lo menos 2 años antes que los varones. La apetencia sexual en esta época, 12-13 años, es mucho más intensa en los varones. La rebeldía frente a la autoridad de los padres y de los profesores, que se ha acentuado en las últimas generaciones, es común en ambos sexos.

En resumen la diferencia en la conducta sexual es muy grande, menor en las conductas sociales  y casi nulas en los aspectos intelectuales.

       Enrique Gómez Gonzalvo, 8-11-2022 Ref. 108


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