Hace 11 años la central nuclear japonesa de Fukushima sufrió un terremoto y un tsunami de los mayores de la historia. Sin esperar a conocer la afectación de ambos procesos en la central nuclear los progres de medio mundo desataron una ola de rechazo a este tipo de energía. El gobierno nipón, de signo socialdemócrata, y uno de los más pro nucleares del mundo a pesar de haber sufrido las bombas de Hiroshima y Nagasaki en la II Guerra mundial, anunció el fin de la energía atómica.
Un estudio posterior realizado por la Universidad de Fukushima en más de 300.000 menores residentes en la isla, no encontró variaciones significativas en la incidencia del cáncer de tiroides. Este dato nos demuestra, al ser el principal indicador de los efectos de la contaminación de la energía nuclear, que el aumento de la radiación por el accidente nuclear fue insignificante. Con ello las aguas parece que volvieron a su cauce en muchas partes, pero no en España.
El gobierno nipón de carácter conservador propuso relanzar la energía nuclear por un motivo muy sencillo: el 90 % de la energía que consume viene de fuera. Gran Bretaña también la ha relanzado construyendo la primera central en décadas. EE UU, después de 30 años, ya decidió con Obama la construcción de nuevos reactores, a pesar de que son los segundos productores del mundo de petróleo. Finalmente China también ha vuelto a la energía nuclear.
Las nucleares en Europa son sumamente seguras aunque nada humano lo es al cien por cien. No lo son tanto en Japón, China y Corea. Y la electricidad obtenida es muy barata.
En España, tenemos que importar el 65 % de la energía. Solo disponemos de energía hidráulica, nuclear y las renovables. Importamos: petróleo, gas y algo de carbón.
En 2.008, José Luis Rodríguez Zapatero, apostó por las energías renovables en detrimento de la nuclear, pese a las recomendaciones que le hizo en varias ocasiones Felipe González. Si se cumplen sus previsiones, el último de los siete reactores nucleares hoy en funcionamiento cerrará en el año 2035.
El ex ministro socialista de industria Miguel Sebastián afirmó en su libro “La Falsa Bonanza” con respecto a las energías renovables que “se nos fue la olla”, es decir, que se pasaron, que no calcularon bien, que no previeron las consecuencias de sus actos.
España ha sido uno de los países europeos que más ha invertido en las renovables. Solamente Alemania y Dinamarca se sitúan por encima de nuestro país en la clasificación que relaciona las instalaciones abiertas con el número de habitantes. Y somos los que pagamos más en el recibo de la luz. No aprendieron nada con las desaladoras de Cristina Narbona, costaron millones y están todas inutilizadas, habiendo dejado enormes cantidades de residuos.
Todo se debe a que en estos infames gobiernos social comunistas prima la ideología sobre la política
Enrique Gómez Gonzalvo, 16-10-2022, Referencia 229