VOTANTES DE IZQUIERDA

                                          

 Los partidos políticos en las campañas electorales, en lugar de utilizar la razón, se aprovechan de la irracionalidad del ser humano y tienden a excitar los   sentimientos, pasiones y emociones, especialmente el miedo, la rabia y la indignación que todos llevamos dentro.

La mayoría de los que votan a partidos de izquierda son buenistas, pues  socialistas y comunistas hay pocos en la sociedad actual.

Los que practican el buenismo, la “ideología” de moda en la actualidad, no son buenos o al menos no son mejores que los demás, son los que presumen de tener buenos sentimientos, los que ante la sociedad quieren pasar por buenos. No votan a partidos de derecha porque    se creen dotados de una superioridad moral de la que carecen los que votan a la derecha.

Ellos están a favor de los pacifistas, de los animalistas, del ecologismo furibundo, del feminismo radical,  muestran simpatía por el islamismo extremista y, en general, por  los enemigos del sistema occidental. Comprenden a los okupas y a los que queman los  contenedores de basura y están por el diálogo  con los separatistas y  los delincuentes.

Dividen el mundo  en buenos y malos. Si ellos son los buenos,  los demás serán  los malos, especialmente la banca y la derecha, a la que  llaman  derechona. El  mundo está gobernando por los malos y Occidente es culpable de todas las desgracias.

No aman a España. Creen que  es una cosa reaccionaria,  casposa. Identifican a España con Franco, aunque la nación española tiene una historia de 2.000 años. Se avergüenzan de nuestra historia, siempre tan influida por la religión y por curas carcas y  de aquí su furibundo anticlericalismo, ven  una sotana y les sale un sarpullido.

Cuando mandan,  dicen cosas sorprendentes como José Bono, el que fue ministro de Defensa de Zapatero  que, mientras se enriquecía con la política, afirmaba “prefiero morir a matar”.

Naturalmente que hay personas honradas que votan  a partidos de izquierda porque  creen sinceramente  que el sistema socialista es mejor que el  capitalista, aunque la historia haya demostrado lo contrario. Equivocados,   merecen un respeto porque no  son oportunistas como  los progres,  que en tiempo de Franco eran franquistas.

En cuanto a los comunistas, Carlos Marx decía que la culpa de la maldad en el mundo no era nuestra, que nosotros solamente somos un reflejo de las circunstancias. Que en el origen de los tiempos el hombre era   feliz y todos los hombres eran hermanos hasta que apareció la propiedad privada, el comercio, el dinero y el capitalismo. Por ello, si se suprimiera la propiedad privada, desaparecerían las clases sociales y, como lo expresa cantando Miguel Ríos, en el Himno a la la alegría,  “todos los hombres volverán a ser hermanos”

Esas ideas encandilaron a muchos jóvenes brillantes, inteligentes, idealistas, con muy buenas intenciones, que estaban convencidos que establecer el paraíso en la tierra estaba a su  alcance y  “la  causa” era tan grandiosa que merecía morir y matar. Y, efectivamente, muchos de esos jóvenes murieron, unos en los campos de batalla y otros a manos de los propios comunistas, pues nadie ha matado a tantos comunistas como Stalin y los que no murieron se dieron cuenta que habían quemado inútilmente sus vidas.

En la actualidad,  no pudiendo alegar ignorancia y no valiendo decir que “los comunistas son buenos  solamente que utilizan procedimientos equivocados”, el que vota comunista debe ser muy malo o muy tonto.

Enrique Gómez Gonzalvo 6–10-2022, Referencia 82


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