La política es tan antigua como la sociedad. En Atapuerca a los que mandaban en la horda, clan o tribu, normalmente personas mayores y respetadas por el resto de los integrantes, hoy los llamaríamos políticos.
El político es un animal que anhela el poder y para llegar a él se crearon los partidos. Hay que desconfiar de los que dicen no querer el poder. Nos están engañando.
El poder es adictivo. La adicción que provoca guarda enorme semejanza con el de la cocaína: un placer inmediato que se transforma en adicción en el largo plazo.
El poder no es malo en si mismo y además es necesario para obligar al cumplimiento de la ley. La civilización se basa en que exista una ley que todos tienen que cumplir: no matarás, no robarás, etc. Si no hay poder no hay ley y si no hay ley, es la selva. Lo malo de ellos es si no actúan por los intereses del pueblo sino en su propio beneficio.
Tal como se entiende en Occidente, los políticos han de garantizar las libertades y los derechos de los ciudadanos dentro del imperio de la ley. Estas ideas tuvieron su origen en Atenas, es nuestra herencia greco romana.
Los parlamentos surgieron más tarde. Son la asamblea del pueblo que representa la dignidad de la gente, la defensa de la gente mediante la ley, que es lo único que tiene el pobre frente al poderoso.
El parlamento libremente elegido delega el poder en el político y es éste el verdadero poder, el poder auténtico, el poder con mayúsculas porque tiene el monopolio de la fuerza, de la violencia.
No es verdad la tesis del marxismo que afirma que el poder político no es más que una emanación del poder económico. Amancio Ortega, uno de los hombres más ricos del mundo, no tiene ningún poder.
Para Marx y su amigo y colaborador Friedrich Engels (un rico industrial, por cierto), la función del Estado se reduce a proteger a los propietarios de los medios de producción frente a la clase obrera desposeída. Por mucho poder e influencia que tenga el IBEX 35 o un editorial del diario El País, no es nada comparado con el que tiene el ministro del Interior mediante BOE. Por eso las grandes fortunas han buscado siempre tanto la protección de los gobernantes de la derecha como de la izquierda sea por preferencias subjetivas, sea obedeciendo a cálculos más o menos acertados del partido prevalecerá.
Enrique Gómez Gonzalvo 01-10-2022 Referencia 464