El pobrismo es una visión de la pobreza en la que, más que una carencia de recursos, ve un problema moral. No aborda la pobreza como un problema técnico sino como una lucha entre el bien el mal.
Los gobiernos que siguen esta política proponen ayudas y subvenciones para paliar la pobreza energética, la pobreza infantil, la alimentaria y las decenas de manifestaciones derivadas de la escasez de recursos sin plantear propuestas para combatir y superar las causas que las producen y sin hablar de producir riqueza.
El pobrismo suena a políticas de beneficencia y a la caridad pública que propugnan dar más peces que enseñar a pescar, medidas que son muy rentables electoralmente a corto plazo. Está muy relacionado con la caridad pues la Iglesia católica siempre ha tenido una sección pobrista en su seno muy importante. Se cuenta que Lorenzo, diácono de Roma, interrogado por el emperador le dijo: quiero que mañana me traiga los tesoros de la Iglesia. Lorenzo volvió con un grupo de mendigos y añadió: aquí están, estos son los tesoros de la Iglesia.
El pobrismo es una visión moral equivocada que consiste en considerar que los ricos son malos. Es a la vez un error intelectual, que no se puede borrar porque lo impide el error moral, es lo que ocurre en Argentina con la consecuencia que cada vez hay más pobres.
A la vez que el rico es un malvado porque su riqueza le contaminó el mal, el pobre es virtuoso. Los pobres son los “despojados”, desposados ¿de qué? Alguien, algún día, los despojó de algo.
No reivindica al pobre que se esfuerza y le va bien, al que tiene un modesto éxito y sale de la pobreza, al mejor alumno, al que no falta a la escuela, al mejor trabajador. Reivindica al delincuente, al marginal, al hombre caído, al que fracasó. Santifica la pobreza, canoniza a los pobres, el mérito no cuenta y es que en un Estado dadivoso la propiedad privada termina siendo la cristalización de una gran injusticia. Los barrios populares son los barrios pobres, los barrios ricos son el anti pueblo. Para algunos el papa Francisco es el gran promotor del pobrismo.
La realidad es que ni Bergoglio ni los pobristas quieren reconocer que en 1820, de 1.100 millones de habitantes que tenía nuestro planeta, más de 1.000 vivían en una situación de pobreza extrema con menos de 2 dólares al día. En 1970 la pobreza en el mundo comenzó a disminuir de forma espectacular y ahora es inferior al 10 %. La causa ha sido la expansión del capitalismo y de la globalización.
Enrique Gómez Gonzalvo, 17-09-2022 (Referencia 73)
–Antes Paciente en fase terminal