La evolución hizo a los hombres y a las mujeres radicalmente diferentes, pero complementarios. Nuestros antepasados, varones y hembras, vivían separados y se juntaban solamente para la cópula. El macho tomaba la hembra por detrás como en muchos mamíferos. Cuando, en un salto evolutivo nos pusimos de pie por un cambio en la pelvis, el bebé nació más inmaduro, pero con ello salvamos los brazos y, macho y hembra, ya de pie, se pudieron relacionar emocionalmente a través de los rostros, con lo que se produjo lo que recibe el nombre de comunicación no verbal y con ello apareció el amor y a continuación la familia.
Todo el desarrollo del cerebro del macho fue para cazar y el de la hembra para cuidar de la cría, de la cueva y del campamento y así aprendió que si la cría lloraba era por hambre, sed, miedo o frío. Por ello la mujer es más cuidadora, más conservadora, menos individualista, con más capacidad para formar redes sociales y de cuidar de la prole.
El hombre tiene más conexiones dentro de cada hemisferio cerebral y en las mujeres son mayores las que tiene entre ambos hemisferios, es por lo que se dice que la mujer puede hacer varias cosas a la vez, atender al teléfono, cocinar y con un hijo en brazos.
El hecho de que el macho sea fundamentalmente cazador lo hace más agresivo (más del 95 % de la población carcelaria son varones) y el que la amígdala cerebral la tenga más desarrollada hace que controle el miedo y la ira mejor que la mujer. También el cuerpo de la mujer es diferente. Aparte de ser más bajo y menos musculoso, digamos es más “ornamental”, con unas mamas siempre hinchadas, incluso después de la lactancia, sin que exista relación entre su tamaño y la capacidad para amamantar. También las nalgas son protuberantes y resalta sus diferencias con el varón dejándose la melena.
No existe ni ha existido nunca, como predican las feministas radicales, la violencia contra las mujeres. Nunca ha habido un colectivo de hombres que quisiera agredir a un colectivo de mujeres solamente por ser mujeres, como si ha habido un colectivo que quiso acabar con los judíos o puede haberlo contra los inmigrantes. La violencia, entre hombres y mujeres, solo existe en el mundo de las parejas.
Las feministas de toda la vida, además de defender la igualdad liberal, que es la igualdad ante la ley, lo que defendían eran privilegios abusivos, basándose en una teoría errónea y es que la mujer es una clase social inferior y como tal necesita protección. Lo que no habían dicho nunca hasta las actuales podemitas es que el machismo mataba más que las epidemias.
Pero, hagan lo que hagan, hombres y mujeres se gustarán siempre. Así ha sido desde Atapuerca.
Enrique Gómez Gonzalvo, 31-07-2022 Referencia 582
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