Aunque no es cierto que la agresividad contra la misma especie es exclusiva de los humanos, el hombre es tan violento que en el mundo se produjeron 160 millones de muertos en el siglo XX y no todos fueron producidos por Stalin, Hitler, Pol Pot, yugoslavos, hutus y tutis. Marx propuso la eliminación del hombre del viejo mundo por demasiado burgués, Hitler a los que eran poco arios y los islamistas radicales a los que son poco islamistas o infieles. La extrema izquierda justifica la violencia callejera por las desigualdades sociales y la teología de la Liberación justifica en cierto modo el terrorismo por el mismo motivo.
Frente al concepto roussoniano que defiende la idea que los niños vienen al mundo como seres benéficos y sin capacidad para hacer daño y que la sociedad los corrompe y los vuelve malhechores, los neurocientíficos exponen datos que demuestran que la violencia es innata y nos lleva a la conflictividad social. Contrariamente, las actitudes violentas disminuyen con el comienzo de la socialización, pero con frecuencia se precisa la intervención del Estado, que, para ello, dispone del monopolio legítimo de la violencia.
Entonces ¿por qué predican los progres la bondad universal? Porque decir que todo el mundo es bueno es una cosa agradable. Bono, que fue ministro de defensa afirmaba que él, entre matar o morir, prefería morir. Esto solo lo puede decir un cínico o un sinvergüenza y más, si como en este caso, es el titular del ministerio de Defensa.
Lo deseable es la paz, pero la violencia solo puede combatirse con violencia. España es el país de Europa que menos gasta en armamento y tenemos frontera con el Islam. ¿Cómo nos defenderíamos si atacaran, no ya Ceuta y Melilla, sino las mismas islas Canarias?
Para comprender la maldad de la naturaleza humana y la dificultad de la convivencia, nada mejor que recordar lo que ocurrió en Liberia en 1822. Buscando una solución, la Sociedad Americana de Colonización comenzó a enviar a este país africano, colonia inglesa, esclavos negros. Veinticinco años más tarde, en 1847, aquellos esclavos declararon la independencia de la República de Liberia y tomaron el poder. Esta clase dirigente, que se referían a sí mismos como “americanos”, que habían conservado las prácticas religiosas y costumbres sociales de los blancos del Sur de los EE UU, de donde procedían, trataron a los nativos, a los que consideraban incivilizados e inferiores, como ellos lo habían sido.
Sin embargo todo es posible en la conducta humana porque, a la vez que violentos somos, a veces altruistas porque el altruismo es beneficioso para el mantenimiento de la especie. Somos geniales y somos imbéciles.
Enrique Gómez Gonzalvo, 1-07-2022, Referencia 378