El capitalismo es el sistema económico basado en la propiedad privada y en el libre comercio sin apenas intervención del Estado. Su origen no está ni en el Renacimiento ni en la Revolución industrial del siglo XVIII ni siquiera en Adam Smith sino en la Edad de Piedra cuando los humanos empezaron a intercambiar sus productos. Así surgió el comercio de manera espontánea como el lenguaje, el matrimonio o la familia, a la vez que se reconoció el derecho a la propiedad.
Pronto aparecieron los enemigos del comercio y de la propiedad. Los que empezaron a considerar la propiedad como un robo y el comercio su instrumento no fueron los comunistas, sino los esenios, una secta entre cuyos fieles más destacados estuvo Juan Bautista, primo de Jesús.
Durante la Edad Media el comercio era considerado una actividad maldita, la miseria se santificaba y la pobreza se consideraba una virtud. Hacerse rico estaba mal visto y prestar dinero con interés se consideraba usura. Esta fue una una de las causas del estancamiento económico del Medievo. Como contradicción los pobres eran sospechosos porque se creía que podían serlo por sus pecados.
Tras el feudalismo, con la aparición de un nuevo grupo social, la burguesía, surgió el proto capitalismo como sistema político. Los que vivían en los burgos o ciudades comenzaron a basar su poder en su trabajo, en la ganancia que éste les dejaba y en el comercio.
Con el racionalismo y la secularización que se inició en el siglo XVI se comprendió que prestar dinero no era pecado sino un acto comercial en el que las dos partes salían beneficiadas. Y el capitalismo se desarrolló durante el Renacimiento y, sobre todo, con la revolución industrial del siglo XVIII y el liberalismo ya en el XIX.
En la actualidad, el capitalismo, a pesar de ser el sistema que ha producido mayor riqueza y libertad, que ha dejado atrás aquellas sociedades en las que la esperanza de vida era de 40 años y en la que más del 90% de la población mundial vivía en una economía de subsistencia, sus enemigos, continúan siendo muy numerosos.
En primer lugar los intelectuales como Marx que, en su inmensa soberbia pretendieron crear un hombre nuevo y organizar la vida de la humanidad porque su socialismo no podía fracasar ya que era científico. Es el comunismo que terminó en un estrepitoso fracaso.
En segundo lugar los políticos carentes de escrúpulos, la mayoría, para los que es más fácil alcanzar el poder desde la demagogia de un partido de izquierda prometiendo el reparto que cifrando el éxito y el beneficio personal en el esfuerzo individual y en el trabajo.
En tercer lugar una legión de buenistas como el actual inquilino del Vaticano que ha afirmado que el capitalismo es “una economía que mata”, que “los empresario no deben existir para ganar dinero” y que “el dinero es el estiércol del diablo”. También se incluyen aquí esa legión de periodistas, tertulianos, columnistas, cineastas y muchos más, que hipócritamente tienen que renegar del capitalismo porque tienen miedo miedo a que les digan que son de derecha.
Enrique Gómez Gonzalvo, 27-06-2022, Referencia 17