El Presidente de la Comunidad de Aragón, el socialista Javier Lambán, afirmaba que “nuestra historia es tan rica que es el principal elemento de identidad”. Cuando un presidente de una comunidad dice gansadas como ésta lo que está buscando, lo que quiere, son más competencias, más privilegios, más poder y más dinero.
Los aragoneses, fuera de la jota y de tener a orillas del Ebro a la Virgen del Pilar, no tenemos ni queremos ni necesitamos otras señas de identidad porque no deseamos diferenciarnos del resto de los españoles, eso lo dejamos para catalanes y vascos. No somos más que nadie, pero tampoco menos que nadie.
Tiene razón Lambán cuando dice que la historia de Aragón es rica y gloriosa, pero como la del resto de España. Hace 2.000 años, los aragoneses, como todos los españoles eran Hispania, la provincia romana que le dio a Roma tres grandes emperadores Trajano, Adriano y Teodosio.
Tras la caída del Imperio romano, Hispania se constituyó en estado independiente, el reino visigodo. Evidentemente aquello no era una nación en el sentido moderno de la palabra, pero sí una unidad política, territorial y religiosa con todas las características de un estado: capital, corona, moneda, ley única, fronteras y ejército.
Tras la invasión de los árabes en el 711, en los Pirineos, en el paso fronterizo del valle de Hecho, donde nace el río Aragón y hoy se sitúa Canfranc, nació el condado de Aragón bajo la tutela del Imperio Carolingio, para evitar que los invasores árabes atravesaran los Pirineos.
Más tarde, como sucedió en otrs partes de España, el condado de Aragón unido a los condados de Sobrarbe y Ribagorza formó parte del reino de Pamplona. Posteriormente se constituyó en reino independiente y eligió como lugar sagrado y de enterramiento de sus reyes el monasterio de San Juan de la Peña, donde también está sepultado el conde de Aranda, la gran figura de la Ilustración.
Los reyes de Aragón como los reyes de Asturias, (más tarde de León y luego de Castilla) junto con los condados catalanes, lucharon contra los invasores musulmanes para recuperar la España visigoda que se había perdido.
En 1137 por el matrimonio de Petronila, hija y heredera del rey de Aragón, con Ramón Berenguer conde de Barcelona, surgió la formación política que se conoce con el nombre de Corona de Aragón, y, desde entonces la historia de Aragón se confunde todavía más con la historia de España.
En 1212 el rey de Aragón, el conde de Barcelona y todos los reinos cristianos de la Península acudieron en ayuda del rey de Castilla a las Navas de Tolosa. Se trataba de detener y derrotar la invasión de los almohades, que, de momento ha sido la última invasión musulmana (si no contamos la de la isla Perejil en la época de Aznar).
Más adelante la Corona de Aragón conquistó el reino moro de Valencia y lo creó como reino cristiano a imagen y semejanza del de Aragón, posteriormente el reino de Mallorca con lo que llegó a dominar la cuarta parte de España y aún se extendería por el Mediterráneo.
La grandeza del pequeño condado que surgió a orillas del río Aragón radica en que, junto con Castilla, forjó la Corona de España.
Enrique Gómez Gonzalvo 9-06-2022 Referencia 568