
Los éxtasis místicos son episodios parecidos a los éxtasis chamánicos de los cazadores paleolíticos. Santa Teresa lo describió como un estado de intenso placer, de felicidad. Como si un dardo de oro con una punta de hierro le atravesara el pecho produciendo un dolor intenso, sin que ella quisiera evitarlo y acompañado de un amor inmenso a Dios en una situación muy placentera. Algo análogo a la que experimentan determinados pacientes epilépticos en los segundos previos a la crisis.
En el curso de algunos éxtasis puede producirse lo que se conoce con el nombre de levitación. Es la sensación de elevarse en el aire o de ser transportado a las alturas, algunas veces por una corte de ángeles.
Muchos fundadores de religiones han tenido también experiencias místicas diversas en sus periodos de aislamiento, tanto Jesús que se retiró al desierto 40 días y 40 noches como Mahoma que lo hizo a una cueva. En ambos casos se produjeron un gran aislamiento sensorial.
Personas que por enfermedad o accidente han estado próximas a la muerte y por maniobras de reanimación o espontáneamente vuelven a la vida, describen una situación parecida al éxtasis. Refieren una sensación de paz, de felicidad, de ir por un túnel oscuro al final del cual hay una luz blanca, brillante, con la sensación de sentirse fuera del cuerpo. La interpretación médica es que el estrés estimula las estructuras del lóbulo temporal y no hay situación que produzca mayor estrés que la proximidad de la muerte.
En las situaciones en que hay una privación sensorial casi absoluta por aislamiento prolongado es frecuente la aparición de la Virgen María. Es lo que les ocurría a los anacoretas del desierto en los primeros siglos del cristianismo, a los pastorcillos en el campo y a personas perdidas en alta mar o en el desierto. Esto ocurre porque el cerebro está hecho para procesar información y cuando no la tiene la inventa.
También pueden ocurrir en el curso de ejercicios extraordinariamente intensos y en situaciones de gran dolor o de shock por ejemplo por la muerte de un familiar.
En medicina hay descrito un síndrome que se caracteriza por hipo sexualidad, conversiones religiosas súbitas y preocupaciones filosóficas o religiosas exageradas que coinciden con los síntomas que aparece en los místicos de todas las religiones.
En los casos de apariciones o de seres con los que entran en contacto son siempre de la religión que practican o en la que creen, de manera que en un católico nunca ha aparecido Mahoma y en un mahometano o en un budista nunca ha aparecido Jesucristo o la Virgen María. Los agnósticos y ateos decían que eran abducidos por seres extraños.
Los neurólogos no creyentes dicen que estas experiencias no proceden de la divinidad, no vienen del exterior, son construcciones de nuestro cerebro. No son experiencias patológicas, no se trata de ninguna enfermedad. Algo, que es materia, genera experiencias espirituales.
Se pueden provocar por diversos procedimientos, pero en todos los casos hay estimulación o excitación de las mismas células del lóbulo temporal.
Enrique Gómez Gonzalvo 10-04-2022 Referencia 257