
La Iglesia católica en España está en trance de disolución desde los años 70-80. Así en las misas que antes asistían 200 ó 300 personas hoy son 15 ó 20. Lo mismo ocurre con los bautismos, confirmación y con el sacramento del matrimonio.
Como dice Toynbee, la caída de las estructuras políticas o religiosas, no suele ser provocada por la acción exterior, sino por la demolición interna. No por enemigos exteriores sino porque se empeña en autodestruirse. Es una constante en la historia. Y la iglesia española está empeñada en autodestruirse.
Desde el cariño y respeto hacia la Iglesia Católica, son numerosos los errores cometidos por la jerarquía eclesiástica.
Con Franco la Iglesia se comportó de forma vil y miserable. A pesar de las facilidades que le dio para que realizara su labor pastoral, cuando se inició la descomposición del régimen fue su enemiga más encarnizada.
Durante la transición, una parte del clero no hacía nada que no halagara a los comunistas. Recordemos al jesuita Padre Llanos, al Cardenal Tarancón, a Cuadernos para el Diálogo de Ruiz Giménez, etc. Gran parte del clero, como Setien y Añoveros apoyaron a ETA en el País Vasco y la mayoría de los obispos catalanes y el abad Soler a los separatistas en Cataluña.
No ha defendido la unidad de España, salvo excepciones como el Cardenal Rouco que dijo que la unidad de España era un bien moral. Ningún obispo catalán ha hablado ni contra el independentismo ni de la corrupción de Pujol aunque el cristianismo junto con la lengua han sido la amalgama de todos los pueblos de España, para continuar la historia de Roma en el mundo.
Esta postura de la Iglesia española podía haber sido modificada por el Vaticano. Con Pablo VI la aversión a España era evidente.
Esta descomposición de la Iglesia se está acentundo con el nuevo papa Francisco, indigno sucesor de Juan Pablo II y Benedicto XVI. Afirma que “desea una Iglesia pobre para los pobres”, coincidiendo extrañamente con los progres que no van a misa.
Una iglesia sin dogmas, plenamente amoldada a la sociedad y secularizada sería una asociación con fines caritativos y asistenciales vagamente relacionada con la espiritualidad, una especie de ONG con unos empleados, los sacerdotes, que apenas se diferenciarían de un empleado, pongamos, de banca. El catolicismo, como todas las religiones, además de los dogmas exige un soporte material y teatral con milagros, santos auxiliadores, procesiones, romerías, etc.
Aunque la iglesia se disuelva, su influencia en la sociedad en los 2.000 años de existencia ha sido tal que las ideas del bien y del mal, de la familia, de la piedad, de la caridad, de ayudar a los débiles, a los que no pueden defenderse, están muy ancladas en la tradición por tantos siglos de Cristianismo y por tanto sobrevivirán en la sociedad civil.
Enrique Gómez Gonzalvo, Actualizado 20-03-2022 Referencia 67
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