LA  DEMOCRACIA

                                               

La democracia se basa en el hecho   que la soberanía reside en el pueblo  que se debe gobernar  eligiendo  a sus representantes. No  es un fin en si misma, solo sirve para cambiar a los gobernantes sin necesidad de una guerra civil, evitando la dictadura. Lo importante no es la democracia sino la libertad.

La democracia precisa de elecciones libres. El pueblo elige a sus representantes  para un periodo de tiempo, pasado el cual,  esos gobernantes serán revalidados o sustituidos mediante  nuevas elecciones. Teóricamente el pueblo nombra  a los más sabios y honrados y, con esos gobernantes y gobernados  compenetrados,  se conseguirá una armonía   porque  los primeros solucionarán  los problemas de los ciudadanos con equidad y justicia.

El gran peligro  es la demagogia, el populismo, que consiste en decir no la verdad sino lo que la gente quiere oír halagando a las masas. Es buscar el aplauso antes que la verdad,   es prometer en el programa electoral lo que saben no podrán cumplir. Es fácil engañar a una opinión pública poco ilustrada, con unas opiniones fácilmente cambiantes  y  que en más del 50 % se desentiende  de la política. Lo dijo Aristóteles: para ganar las elecciones basta con declararse enemigo de los ricos. Tierno Galván,  con su cinismo habitual, decía que los programas electorales están hechos para no cumplirlos.

Los políticos, a pesar de haber sido elegidos en votaciones democráticas, solo alcanzarán la legitimidad   si no traspasan el código penal y el  ético.  Han de cumplir el programa electoral, no engañar a sus votantes y no  actuar por intereses personales, cálculos electorales o influidos por poderes fácticos o grupos de presión y no deben utilizar el poder para fines personales.

 Para la realización de las elecciones es necesaria la existencia de  los partidos políticos. En España el secretario del partido tiene un poder absoluto porque, al  hacer las listas electorales, suele privar la disciplina absoluta,  el halago y la obediencia perruna al jefe.

La democracia precisa de una norma jurídica suprema, la Constitución, a la que están sometidos todos los ciudadanos y las instituciones del Estado, incluyendo  las autonomías.  Todos están por debajo de esa ley  incluso el Jefe del Estado. Ningún jefe de gobierno puede modificarla, solo es posible hacerlo mediante referéndum.

En esto consiste la grandeza de la democracia. Que sean iguales el  que ha nacido en un palacio o en una chabola. La prensa ha de ser libre e independiente y los medios de comunicación  deben vigilar el poder y el abuso de los poderosos.

             Enrique Gómez Gonzalvo,  20-03-2022, Referencia 32


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