
Preocuparse por el deterioro ecológico del planeta está, en general, bien visto. Todo el mundo comprende que si nuestra generación consume todo el petróleo o llena de basura radiactiva los mares, perjudicaremos a los que vengan después. Sin embargo cuando la derecha lucha contra el exceso de deuda, porque cree que esta circunstancia está hipotecando el futuro de nuestros hijos y nietos, es objeto de todo tipo de reproches y ataques.
Muchos no son conscientes que la deuda pública del Estado alguien tendrá que pagarla, nosotros, nuestros hijos o nuestros nietos y, si no se hace, vendrá la suspensión de pagos acompañada de la cartilla de racionamiento.
La deuda pública del Estado asciende actualmente a 1.432.228 millones de euros, continúa subiendo y pronto alcanzará el billón y medio. ¿Se ha preguntado este Gobierno social comunista quién la pagará? Si en impuestos, lo máximo que se recauda son 200.000 millones anuales, haría falta destinar todo el dinero que se recaude durante 7 años.
Ser solidario significa que hay que dejar un mundo mejor al que venga detrás y eso implica que las deudas económicas, aunque sean por motivos ecológicos, deben saldarse cuanto antes.
La solución quizá la tenga Eduardo Garzón, el hermano listo del ministro de Consumo Alberto Garzón, que dijo que, para no tener problemas en economía bastaba con hacer billetes. Esta idea tampoco era suya. La debió copiar de la ex concursante de “Gran Hermano”, Maite Galeano que decía tener la solución para la salida de la crisis: “Tenemos una máquina de hacer papel, demos a cada ciudadano 5.000 euros”.
Hablando en serio. Para bajar la deuda hay que ahorrar, hacer reformas, rebajar el gasto público que con Aznar pasó del 44,10% sobre el PIB de 1995 hasta 38,40% en el 2003. Así consiguió que, de cada 3 puestos de trabajo que se creaban en Europa, 2 fueran en España.
Los objetivos de la Unión Europea para todos los países asociados son un déficit anual inferior al 3 % y una deuda pública máxima inferior al 60 % del Producto Interior Bruto (PIB). Seguramente por ahí andarán las condiciones que impondrá el nuevo gobierno alemán a España para que pueda beneficiarse de los fondos de recuperación. No es que nos tengan manía es que en economía hay que ser rigurosos.
Pedro Sánchez confía en que el Presidente alemán, que es socialdemócrata como él, sea partidario de gastar, gastar y gastar, pero el Ministro de Economía es liberal y, por tanto, enemigo del gasto superfluo, del despilfarro y de los comunistas. En la última entrevista le “recordó” a Sánchez que la mayor parte de los fondos todavía no se habían desembolsado.
Enrique Gómez Gonzalvo 28-02-2022 Referencia 671