
Las posesiones de España en América, tras su conquista, no eran colonias a semejanza de las de Inglaterra en América del Norte sino virreinatos parecidos a los del reino de Aragón, del principado de Cataluña, del reino de Galicia, del reino de Navarra, del reino de Valencia, del reino de Sicilia y del reino de Cerdeña. No eran de España, eran España. Por eso en las Cortes de Cádiz participaron 60 diputados de América y, tras la Constitución de 1812, pasaron a ser provincias.
Tampoco entonces se hablaba de España o de Imperio español sino de Monarquía hispánica o de las Españas, que abarcaba múltiples reinos.
El Virreinato de Nueva España ocupó en su máxima extensión América central, las Antillas, el centro y sur de los actuales Estados Unidos (aproximadamente los 2/3 de su extensión) y Filipinas. A finales del siglo XVIII era el cuarto país más extenso de la tierra, después del Imperio ruso, del Imperio chino y de EE UU.
España llevó a aquellas tierras la civilización de Grecia y Roma que es la civilización por antonomasia, es el derecho de gentes, lo que ahora llamamos derechos humanos. El mestizaje se produjo desde el principio.
Era tal el esplendor que, unos emisarios, procedentes de las Indias, llegando a Madrid exclamaron: «Que lástima que el Rey tenga que vivir acá cuando podría estar en ciudad de México o en Lima».
El antiguo virreinato fundado por Hernán Cortés nació como nación independiente el 8 de septiembre de 1821. Su duración había sido de 3 siglos, uno más de los que va a cumplir la actual República de Méjico.
En 1823, el nuevo Méjico independiente se separó la antigua Capitanía General de Guatemala y formó las Provincias Unidas de Centroamérica.
En 1848 por el tratado con los Estados Unidos Méjico perdió más de la mitad de su territorio que comprendía la totalidad de lo que hoy son estados de California, Nevada, Utah, Nuevo México, Texas y la frontera se estableció en el llamado Rió Bravo.
A partir de esta fecha la población indígena en los Estados Unidos fue disminuyendo, sobre todo en California, hasta casi desparecer. Si a principios del siglo XIX tenía 200.000 amerindios a finales no llegaban a 15.000. Los americanos dicen que se debió a enfermedades, sobre todo la malaria, pero lo que no dicen es que el gobierno de ese Estado pagaba a los particulares para que fueran a cazar indios.
En cuanto a Méjico, tras 200 años de independencia, tiene todavía varios millones de indios marginados, pobres, ignorantes y que viven peor que cuando tenían al Rey de España.
Enrique Gómez Gonzalvo 28/10/ 2021 Referencia 460