Los partidos socialistas o socialdemócratas surgieron en Centroeuropa durante el último tercio del siglo XIX, en Francia 1848 y Alemania 1881. Un poco después aparecieron en España (1890), en Rusia (1898) y Gran Bretaña (1918). Eran ilegales pero acabaron siendo reconocidos por los gobiernos y comenzaron a disfrutar del sufragio universal que se aprobó en casi todos países a primeros del pasado siglo. El Partido Socialdemócrata alemán llegó a ser la principal fuerza política del país.
Teóricamente eran revolucionarios porque a largo plazo pretendían suprimir la propiedad privada e implantar una sociedad socialista siguiendo las pautas de Carlos Marx. A corto plazo admitieron las reglas de juego del liberalismo para ganar las elecciones y tener representación parlamentaria. Además cada partido contaba con un sindicato encargado de luchar y negociar para lograr mejoras laborales de lo que ellos llamaban clase obrera.
Junto con otros partidos, anarquistas, sindicalistas y asociaciones obreras de variado signo constituyeron la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT) o Primera Internacional Obrera, con sede en la ciudad de Londres.
Todo cambió en 1918 con Lenin, el padre de la Revolución rusa. Con él nació, como escisión del ala menchevique del Partito Obrero Socialdemócrata de Rusia, el Partido comunista ruso, el primero que adoptó en el mundo el calificativo de comunista. Su objetivo seguía siendo el mismo, acabar con el capitalismo, las clases sociales y la propiedad privada para la implantación del socialismo, pero por métodos violentos a través de la dictadura de proletariado.
Tras Revolución bolchevique del 7 de Noviembre de 1917 según el calendario de la Rusia zarista y 25 de octubre según el occidental, Lenin convocó las primeras elecciones y como las perdió, cerró el parlamento, prohibió las huelgas y fusiló o envió a Siberia a sus enemigos políticos. Él era el partido, el estado y el gobierno. Los enemigos eran los capitalistas y en Rusia y después en China capitalista, era el que tenía una vaca o un campo de arroz y al que no lo entregaba al gobierno lo mataban. De ahí viene que Rusia tiene menos población ahora que en tiempos de los zares.
Los comunistas a los que más han odiado odiado siempre no ha sido los capitalistas o los liberales, sino sus antiguos compañeros socialistas, a los que llamaban social traidores. El gran error de todos partidos socialistas ha sido que nunca dieron el paso de romper con el comunismo aunque se ha demostrado hasta la saciedad que el capitalismo es el sistema que más ha mejorado la calidad de vida de los trabajadores.
El problema es que la gente no quiere ver lo que es el comunismo y no cree que si llegan al poder les va a quitar sus propiedades.
Enrique Gómez Gonzalvo 13-06-2021 Referencia 399