
Los progres, sin ningún motivo, se sienten en deuda con el prójimo y como se consideran buenos, proponen hacer el bien y saldar dicha deuda con el dinero de los demás. Desde una posición de superioridad moral, dicen defender los intereses de la clase trabajadora. Su discurso está basado tan solo en buenas intenciones, sentimentalismos y falta de autocrítica. Apoyan todo tipo de movimientos sociales (ecologismo, feminismo, pacifismo…) y su enemigo es el sistema capitalista, al que llama “neoliberalismo”, aunque ayude a reducir la pobreza e incremente el bienestar de toda la sociedad.
Hablan de paz, de la conservación del medio ambiente, de tolerancia, de la dignidad del ser humano, del abrazo a culturas irreconciliables, de que hay que acabar con el hambre en el Tercer Mundo, de no permitir los signos religiosos en la esfera pública para no molestar a otras religiones, etc.
El progre está indignado con la pobreza de los demás y todos en algún momento lo hemos estado, pero el progre se queda en la etapa infantil de la denuncia y la solución que propone siempre se basa en un juego de suma cero, que consiste en que para que uno se haga rico es necesario que otro se arruine y para que uno triunfe en la vida es necesario que otro fracase. No comprende que la riqueza se crea constantemente gracias a la mente de los emprendedores que detectan las nuevas necesidades del prójimo, ponen en marcha los mecanismos para satisfacerlas y por ello obtienen un beneficio.
La base de los progres es la envidia disfrazada por el deseo de la igualdad económica. ¿Qué piensa el progre cuando se hace rico y pasa al bando de los explotadores? ¿Les produce un conflicto ético? No, porque para él, el rico es siempre el que tiene más dinero que él.
Un arquetipo de progre puede ser Zapatero y el pensamiento Alicia. Es el pensamiento mágico del que que piensa que cerrando los ojos se solucionan los problemas. El se creía en las mamarrachadas que defendía, que iba a traer la paz, la alianza de civilizaciones con con los islamistas y cosas así. Decía también que la tierra pertenece al viento, pero sus casas de León y de Madrid no pertenecen al viento sino a él Luis Rodríguez y él recibe su sueldo como miembro del Consejo de Estado aunque no es un hombre para dar consejos, sino para que se los den.
La realidad es que son los progres son como los demás, pero peores. Hay algo peor que un estafador y es un estafador presumiendo de honrado.
Enrique Gómez Gonzalvo 23/04/2021 Referencia 359