EUROPA SE ODIA A SI MISMA

                                                

Algo huele a podrido en Europa cuando se puede insultar al Cristianismo pero no al Islam. Como un hijo que se avergüenza de sus padres,   no quiere  reconocer sus raíces, no quiere llamarse cristiana y  se negó  a poner en el preámbulo de su fallida Constitución que su herencia es  cristiana. 

Alguien debería preguntarse cómo es posible que, según los organismos de seguridad,  más de 5.000 jóvenes nacidos en suelo europeo han sido formados en centros islamistas de radicalización y reclutamiento, en la mayoría vinculados a mezquitas y acudieron a combatir a las filas del Estado islámico en Siria e Irak.

Desde el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, Europa y especialmente la izquierda  se odia a si misma y se hace responsable de todos los males del mundo. Sobre todo  reniega de su pasado colonialista, de las Cruzadas y de la Iglesia  católica.  Sin embargo, el mundo sería  peor sin Europa y la Civilización Occidental es la mejor de todas las civilizaciones que han existido. Cuando  a  Mahatma Gandhi le preguntaron: «¿Qué piensa usted de la civilización occidental?» contestó: «pienso que puede ser una buena idea.”

 La esclavitud  es un fenómeno tan antiguo que,  desde Atapuerca, todo prisionero tomado al enemigo en los enfrentamientos tribales se ha utilizado como bestia de carga, moneda, mercancía o alimento.  Fueron los europeos los primeros que la abolieron, pero sigue existiendo, si bien camuflada en el mundo musulmán sobre todo del golfo pérsico, África Oriental y especialmente en Sudán y Mauritania, donde no se penalizó hasta el año 2007.

En cuanto a las Cruzadas, ellos en el siglo VIII conquistaron a sangre y fuego  la rivera sur del mundo Mediterráneo y gran parte de Oriente Medio, antes provincia romana, anulando su cultura. .

Muchos países extra europeos  de  África, Próximo Oriente y América Latina  siguen también una política equivocada, pero en sentido contrario a Europa. En lugar de auto flagelarse,  buscan un chivo expiatorio cómodo que  explique su desgracia. Nunca es culpa suya, siempre se atribuye a un tercero importante,  sea  Occidente, el capitalismo, o  la globalización. Al negar a esos   pueblos toda responsabilidad en sus desgracias, Europa   les priva de toda libertad y les devuelve a la situación de infantilismo que inspiró la colonización.

Quizá esa retórica  de  culpa y  arrepentimiento, esa apariencia de virtud, de ser buenos, no sea más que la expresión de nuestra vanidad, que raya con el masoquismo y el racismo que nos lleva a considerar que el comunismo no está bien para Europa, pero puede valer  para el tercer mundo.

     Enrique Gómez Gonzalvo  19/10/2020 Referencia 367


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