
En 1975 cuando murió el general Franco, España era un país de pequeños propietarios con una amplia clase media y, aunque se trataba de la octava potencia industrial del mundo porque la segunda etapa del franquismo había sido de una prosperidad económica extraordinaria, no conocía la democracia. Había leyes que limitaban las libertades, como la libertad de prensa, la libertad de reunión, la de asociación y había discriminación con respecto a la mujer. Pero los españoles ganadores y los perdedores de la Guerra Civil estaban convencidos que querían vivir en paz y olvidar la contienda.
Un año antes, en 1974, había nacido el PSOE de la transición en el Congreso de Surenses al que llegó el joven abogado Felipe González, escoltado por el coronel Sanmartín del CESID. Dicho congreso se realizó con el dinero de los sindicatos alemanes, de la CIA y de la socialdemocracia alemana, que era la vanguardia de la OTAN en Europa porque todos querían en España una izquierda razonable.
El proyecto del Partido Comunista de aquella época liderado por Santiago Carrillo era lo que ellos llamaban el Pacto por las libertades. Se basaba en que franquistas y antifranquistas, superando la guerra civil, llegaran a la amnistía y a la democracia y luego, dentro de muchos años, se intentaría la transición al socialismo.
Finalmente el 15 de Junio de 1977 se celebraron elecciones democráticas, las primeras en las que se respetaba al adversario político. Estas elecciones nos llevaron a promulgar una constitución en 1978, que ha sido la de mayor consenso en toda la historia de España y que ya lleva 40 años, hecho insólito entre nosotros.
La Constitución se fundamente en la indisoluble unidad de la nación española, patria común e indivisible de todos los españoles. Fue votada masivamente por el pueblo español con una abstención del 20 %, que descontando la abstención obligatoria, se quedó en el 10 %.
Todo ello fue posible porque, los franquistas del Movimiento Nacional, el único partido político de la dictadura, pudieron pactar con aquellos socialistas y comunistas porque se trataba de una izquierda razonable. Hoy, no sería posible.
Es una desgracia para España que no haya un socialismo moderado, inteligente, sensato, patriótico y respetuoso con la Constitución, que pactara la salida de la crisis sanitaria, económica y política con el Partido Popular y VOX.
Enrique Gómez Gonzalvo 19/09/2020 Referencia 501