HUMILDAD viene del latín humus que significa ponerse a ras del suelo. Tiene una indiscutible relación con lo religioso: el hombre está por debajo de los dioses y para relacionarse con ellos tiene que postrarse y ubicarse lo más bajo, en una relación desigual porque el humilde se considera inferior.
No es una virtud, es una forma de ser, una característica de la personalidad. Normalmente se identifica con la pusilanimidad o con la llamada baja autoestima. Se contrapone a la soberbia, al orgullo, a la vanidad. El soberbio menosprecia a los demás, el orgulloso los ignora, el vanidoso espera obtener su admiración o reconocimiento.
El humilde, el que se subestima a si mismo, es más infeliz y desgraciado, está más expuesto al desprecio del prójimo que el soberbio o el vanidoso, por lo que en casi todas las circunstancias es mejor ser un poco orgulloso que un poco humilde.
BAJA AUTOESTIMA. Así como la humildad tiene una connotación religiosas, la baja autoestima es un concepto eminentemente psiquiátrico. Ante se llamaba complejo de inferioridad.
Son aquellas personas que se valoran negativamente, descontentas consigo mismas, que no se aceptan, que no se quieren, que les gustaría ser diferentes, que tienen la sensación de poca valía personal, que exageran la magnitud de sus efectos y errores.
A ves se presentan como personas vanidosas, histriónicas, narcisistas, egocéntricas o perfeccionistas. Todo es falso. Es la máscara que adoptan para convencer a los demás que son personas valiosas porque creen que, consiguiendo la admiración de los demás, se gustarán a si mismas, que es lo que realmente les importa. Por esto, a veces se comportan como chulos, prepotentes, pedantes, fanfarrones, presumiendo de sus riquezas y escondiendo sus defectos.
Los que realmente se saben superiores no necesitan el aplauso. Están al margen de la gente, pero se sienten por encima de todos, desprecian a todo el mundo, pero no son envidiosos y ante las críticas de los demás, piensan “son inferiores”.
Lo fundamental para tener una autoestima alta, aparte de factores genéticos, es haberse sentido querido por sus padres sobre todo a partir de lo 5-6 años que es cuando empezamos a darnos cuenta de cómo nos ven nuestros mayores. Por eso la violencia doméstica y el maltrato emocional son devastadores.
Hay dos clases de maltrato: padres dictadores y padres mártires, que hacen responsables a sus hijos de sus sufrimientos.
La autoestima en mujeres suele ser más baja porque tienden a incluir en ella su aspecto físico, con connotaciones negativas casi siempre.
Enrique Gómez Gonzalvo 8/8/2020 Referencia 271