“Déjame decirte ¡qué Dios te bendiga! y pedirte también que tú me bendigas a mí». Este es el inicio de una carta que el padre Ángel dirigió al líder de Podemos, Pablo Iglesias, durante la epidemia del coronavirus.
El padre Ángel, que ha sustituido el alzacuello por la corbata roja, se comporta como un político. Pero hay políticos con principios y políticos sin principios y, sin dignidad. Hay políticos comunistas y, estos son los peores porque se creen con derecho a todo, dicen que son los representantes de los trabajadores y se creen que ellos son los buenos y todos los demás, malos.
El aprecio mutuo del padre Ángel y Pablo Iglesias no es el que le dispensan los trabajadores de la residencia de ancianos de León, regentada por una ONG dirigida por el padre Angel, en la que han fallecido 72 ancianos por el coronavirus y cuya máxima responsabilidad atribuyen los cuidadores a la dirección del centro.
También ha sido denunciado por los vecinos de Chueca porque, dicen, ha convertido la parroquia de San Antón en un antro de criminales y una cueva de ladrones y ha degradado el barrio al máximo, sin preocuparle la situación de sus vecinos amenazados por los delincuentes que acoge en su parroquia. Martínez Almeida, el alcalde de Madrid, conocedor de la situación ha anunciado que aumentará la presencia policial en la zona.
Pero el amigo de Pablo Iglesias, ha enseñado la patita. Reparte sonrisas en las televisiones a todos políticos menos a Trump. De él ha dicho «cada vez que lo veo con la corbata roja me dan ganas de cambiar la mía».
No sabemos si será pobre, pero no vive como los pobres. Está, como su amigo, en un piso de lujo que no comparte con ningún pobre y se mueve por Madrid en coche con chófer, acompañado de guardaespaldas y al que no está de acuerdo con sus métodos de interpretar el Evangelio le acusa de aporofobia.
Aunque él sea un farsante, no todos los curas son así. En los países católicos siempre ha habido una gran red de caridad privada, de ayuda al necesitado regentada por sacerdotes o monjas con la colaboración de católicos de base. Para que sirva de ejemplo, un cura llamado González en la parroquia de la iglesia San Juan de Dios de Vallecas, con solo 10 voluntarios desde hace 6 años lleva repartiendo alimentos una vez al mes a más de 700 familias. No es conocido porque él no tiene interés en salir en las televisiones.
Enrique Gómez Gonzalvo 24/07/2020 Referente 544