LOS INTELECTUALES ESPAÑOLES ANTE LA GUERRA CIVIL

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No es verdad que la mayoría de los intelectuales  españoles se pusieran al lado de  la República tras el estallido de la Guerra civil. La mayoría se mantuvieron  alejados  de los extremismos y   solo entre los jóvenes  un grupo no muy numeroso se alineó  con el Frente Popular  y otro  defendió  la sublevación de Franco.  Ni el fascismo, la ideología de moda en Europa, tuvo entre nosotros mucho predicamento ni el comunismo había alcanzado gran difusión

Muchos intelectuales de izquierda, asustados por la deriva revolucionaria que había tomado la República,   abandonaron  España porque no aceptaron  la ocupación de fincas, la quema de iglesias al grito de “contra el fascismo” y los actos violentos contra los partidos de derecha  y la religión católica., además  de  la entrega de armas a las organizaciones izquierdistas. Algunos simplemente por el miedo a perder la vida.

Al final  de la guerra casi todos  tuvieron que optar  por uno de los bandos. Andrés Trapiello, en Las armas y las letras, dice que  los intelectuales optaron como el resto de los españoles casi al 50 % en las simpatías por cada bando aunque en la mayoría de ellos  no había una fuerte carga ideológica.

El más característico de todos los intelectuales de aquella época quizá fuera  Miguel de Unamuno. El paladín del nacionalismo español, el máximo pensador de la Generación del 98, uno de los pocos opositores a la dictadura de Primo de Rivera, que le valió el exilio en Canarias y contribuyó a la caída de la Monarquía y a la proclamación de la República tuvo una posición cambiante.

Apoyó la sublevación del 18 de julio, pero  muy poco tiempo después se mostró airadamente en contra del alzamiento del General Franco en   su enfrentamiento  con Miguel Astray  pronunció la célebre frase “venceréis, pero no convenceréis”. Murió poco después, olvidado por unos y por otros, tras una vida de continuos enfrentamientos. Su ataúd fue llevado por varios falangistas.

Iniciada la guerra, el Partido Comunista fue adquiriendo más poder dentro del gobierno de coalición por la ayuda que desde el primer momento prestó Stalin  al gobierno en armamento, por la creación de las Brigadas Internacionales (comunistas) y por la infiltración en los mandos del ejército. Finalmente en 1937 Negrín, que era el hombre de Stalin en España, fue nombrado Jefe de Gobierno y ministro de la Guerra.

Enrique Gómez Gonzalvo  24/06/2020 Referencia 259


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