TOTALITARISMOS  Y DICTADURAS: IGLESIAS Y SÁNCHEZ

 

CoronavirusTanto los totalitarismos como las  dictaduras son gobiernos autocráticos  en los que todo el poder  se encuentra  en  manos de una sola persona. En ambos  casos  el estado es omnipotente y absorbe a  la sociedad civil. El lema es  “todo para el estado, nada fuera del estado”.

A ambas situaciones se llega,  no  por falta de elecciones democráticas, como ocurrió  con  Hitler y  Chávez,  sino porque una vez alcanzado el poder, el gobierno  hace las leyes a su medida.

La diferencia entre  dictadura y totalitarismo  está en que el dictador  quiere todo el  poder para él,  pero  no quiere hacer nada con él, solo conservarlo o acrecentarlo para beneficiarse personalmente, mientras que el líder totalitario quiere el poder  para crear una nueva sociedad, siguiendo un plan intelectual.

La dictadura ha sido una forma de gobierno habitual desde la existencia de las primeras civilizaciones, en las que “un señor” ostentaba todos los poderes para administrar los recursos y la vida de sus ciudadanos. Ofrecía protección a cambio de poder. Luis XIV de Francia, fue un déspota absoluto y pudo decir aquello de “el Estado soy yo”, pero no se vio a si mismo como el arquitecto de un nuevo orden social.

El totalitarismo en cambio  no apareció hasta el siglo XX. Fue un invento comunista.  El primer totalitarismo de la historia lo creó Lenin.

El líder totalitario es el único que conoce  la voluntad colectiva, lo que “su pueblo”, “su nación” e inclusive “la humanidad” realmente quieren, lo que les hará felices. Por ello, todos los individuos tienen que prescindir de sus proyectos personales en beneficio de los deseos del líder, que se confunden con la voluntad general.

La izquierda califica a los totalitarismos como extrema derecha. Es falso. En  todos  totalitarismos  aparece el término socialismo. La U.R.S.S. fue la Unión de Repúblicas Socialistas Soviética. El partido en el que ingreso Hitler se llamaba  Partido Socialista Obrero Alemán. Del Partido Socialista Italiano  procedía  Mussolini.

La base de ambos sistemas es la anulación de los derechos individuales, dicen,  en beneficio de los derechos colectivos. Pero es que los derechos colectivos son entes tan imaginarios como la inteligencia colectiva o la voluntad general: no existen ni han existido jamás. De la misma forma que solo hay pensamientos  y sentimientos individuales,  tampoco  hay derechos  de la sociedad,  de los pueblos o de los territorios,   los derechos son de las personas, nunca colectivos.

Los derechos colectivos son el pretexto para someter al ser humano  a la tiranía. Los llamados  derechos de los trabajadores son  a menudo  una excusa para disminuir la libertad de contratación de los individuos y para obligarlos a participar en huelgas mediante  la coacción   de piquetes «informativos» armados con palos o con algo peor. El «derecho a decidir» de catalanes y vascos  es un  medio para anular  los derechos lingüísticos de los ciudadanos.

Las mayores cuotas de igualdad que las mujeres han conseguido no se deben a que se trate de un colectivo “liberado”, sino a que han conseguido una mayor cuota de libertad  individual, la única que existe.

Enrique Gómez Gonzalvo   7/5/2020 Referencia 484

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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