CARLOS MARX

Marx Carlos  Marx nació en el seno de una familia burguesa cuyo padre, un competente abogado judío, se había convertido al protestantismo para prosperar en la vida e integrarse en la sociedad prusiana. Por  esa razón el joven Karl pudo estudiar en la universidad y convertirse luego en el perfecto ejemplar de revolucionario de salón.

Nunca visitó una fábrica ni tuvo contacto con los trabajadores manuales, a los que llamaba proletarios. Es ésta una constante en la historia que todos los jefes de las revoluciones comunistas son señoritos, hijos de papá, ninguno de ellos ha  trabajado  nunca ni conocido  el mundo de los trabajadores, todos pensaban que podían vivir de revolucionarios profesionales. Esto está presente en  Engels, Bakunin, Lenin, Trosky, Fidel Castro, el Che Guevara y también en Pablo Iglesias y sus amigos.

Para Marx los proletarios pertenecen a una clase que si no exterminan a todas las clases que no son la suya, serán siempre unos muertos de hambre. Pensaba  que si les quitamos  a los ricos lo que tienen y lo repartimos entre todos, podemos vivir espléndidamente. La contradicción es que  no hay un solo proletario  que no quiera tener una casa en propiedad.

Marx decía estas cosas porque estaba furioso por haber  dejado morir de hambre y de frío a tres de sus hijos envueltos en una manta, sin zapatos. En lugar de ponerse a trabajar en una academia de idiomas d un amigo suyo, prefería pedir al carbonero y al carnicero que le fiaran una semana más mientras  él se dedicaba a leer y escribir.  A la vez , dejaba embarazada a la criada no reconociendo al hijo que tuvo con ella.

Finalmente conoció a Engels, propietario de una fábrica textil, por el que sintió una especie de enamoramiento y en 1848 marchó con él a Londres y a su costa vivió el resto de su vida.

Estos hechos, el  que  toda su  vida  fuera un pedigüeño   y  el fallecimiento por inanición de sus tres hijos,  hicieron que fuera un ser lleno de odio y de rencor” “No tendremos compasión ni la pedimos” “Cuando nos llegue la hora no habrá escusas para el terror revolucionario”.   Escohotado dice  que las ganas de matar son mayores en Marx que en Stalin.

Esas mismas ganas de matar a gentes que no les habían hecho nada, encontramos en todos los  líderes revolucionarios.  Mao   le dijo a Nixon  que él estaría dispuesto a sacrificar 300 millones de chinos para implantar el comunismo universal.  También lo encontramos en Lenin, en Stalin, en  Pol Pot,  en  El Che  Guevara que dijo “el odio tiene que ser nuestro motor” y  cuando llegó a Cuba creó un campo de concentración para homosexuales  y se puso a matar.

Escribió El Capital y no fue una broma cuando le dijo a su yerno “lo cierto es que yo no soy marxista”. Su soberbia no le permitió retractarse públicamente, lo que denota su baja autoestima y su maldad.

La esencia de la obra  de Carlos Marx,  es que no la ha leído nadie. Se cuenta que Molotov le dijo avergonzado a  Stalin: me han dicho que Mao no ha leído El Capital, a lo que Stalin le respondió: ni yo tampoco.

El mismo año que proclamó el  Manifiesto del Partido Comunista, 1848, California pasó a formar parte de los EE UU.  Marx pensaba: más les vale a los ciudadanos de California incorporarse a los americanos que el Despotismo Ilustrado de Méjico.

Nada han cambiado en  los nuevos seguidores de Carlos Marx. De Pablo Iglesias dijo su compañero  de claustro Antonio   Elorza “la enorme  propensión que tiene  a la violencia”.

Enrique Gómez Gonzalvo.  Actualizado 4/05/2020  Referencia 243. (24)

 


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