El parlamento europeo ha dictado una ley por la que no se puede homenajear ni al nazismo ni al comunismo debido a las víctimas que han producido a lo largo de la historia. El nazismo unos 30 millones y el comunismo 120. Siguiendo el espíritu de dicha ley, todos los partidos comunistas de España deberían estar prohibidos, como lo están el Partido Nazi y el Partido Comunista en Alemania.
La realidad es que la ideología comunista tiene escasas coincidencias con nuestra cultura y tradiciones, pues la libertad individual, la propiedad privada y el libre comercio siempre han sido la base de la Civilización Occidental.
Tanto en España como en Europa, la gente normal quiere que le dejen trabajar, prosperar, que le dejen llevar su vida, que no le suban mucho los impuestos o que se los suban a los demás.
En ningún país, y tampoco en España se ha producido nunca esa reacción violenta del proletariado contra la minoría burguesa que pronosticaba el Manifiesto Comunista porque lo que no quieren nadie de ninguna manera es que le quiten lo que es suyo.
La gente prefiere la libertad de comercio, comprar y vender lo que le da la gana. No como en la Unión Soviética, donde los precios eran fijados por el Estado y por eso cada año se publicaban por decreto y se imprimían algo así como 200 tomos con los precios de todos los productos, porque todo estaba regulado, hasta el grano de arroz. La realidad es que ni uno de esos precios se cumplía, todo iba al mercado negro y era éste el que en la práctica los fijaba.
Aunque para muchos, ganar dinero que no es ni pecado ni virtud, está mal visto, la gente normal tampoco odia a los ricos, si acaso siente algo de envidia.
Tampoco la gente normal es como Pablo Iglesias que ha dicho que no puede pronunciar la palabra España. Ni es como Stalin que pensaba que a los estados capitalistas había que reventarlos como fuera, porque sobre sus ruinas sería más fácil implantar el comunismo. Desde su casoplón no tendría motivos de odiar a Franco si no lo hubiera derrotó al comunismo.
La gente prefiere las democracias europeas y no comprende la querencia del actual gobierno de Pedro Sánchez con las dictaduras comunistas de Cuba y Venezuela. No quiere un cambio de régimen. Prefiere que se respeten los derechos fundamentales que son el derecho a la vida, a la libertad, a la propiedad y la igualdad ante la ley. Que se cumpla la ley con los okupas, con los independentistas, con los inmigrantes ilegales y con los delincuentes. Que haya seguridad jurídica para que surja la confianza en el futuro.
En Europa la izquierda no pacta con los comunistas, no forma con ellos un frente popular, no hay en los gobiernos ministros comunistas. ¿A qué extremos de imbecilidad han llegado nuestros políticos?
Enrique Gómez Gonzalvo 02/03/2020 Referencia 502
En 1975 cuando murió el General Franco, España era un país de pequeños propietarios con una amplia clase media y, aunque se trataba de la octava potencia industrial del mundo porque la segunda etapa del franquismo había sido de una prosperidad económica extraordinaria, no conocía la democracia. Había leyes que limitaban las libertades, como la libertad de prensa, la libertad de reunión, la de asociación y había discriminación con respecto a la mujer. Pero los españoles ganadores y los perdedores de la Guerra Civil estaban convencidos que querían vivir en paz y olvidar la contienda.
Un año antes, en 1974, había nacido el PSOE de la transición en el Congreso de Surenses, al que llegó el joven abogado Felipe González, escoltado por el coronel Sanmartín, del CESID. Dicho congreso se realizó con el dinero de los sindicatos alemanes, de la CIA y de la socialdemocracia alemana, que era la vanguardia de la OTAN en Europa, porque todos querían en España una izquierda razonable.
El proyecto del Partido Comunista de aquella época liderado por Santiago Carrillo era lo que ellos llamaban el Pacto por las libertades. Se basaba en que franquistas y antifranquistas, superando la guerra civil, llegaran a la amnistía y a la democracia y luego, dentro de muchos años, se intentaría la transición al socialismo.
Finalmente el 15 de Junio de 1977 se celebraron elecciones democráticas, las primeras en las que se respetaba al adversario político. Estas elecciones nos llevaron a promulgar una constitución en 1978, que ha sido la de mayor consenso en toda la historia de España y que ya lleva 40 años, hecho insólito entre nosotros.
La Constitución se fundamente en la indisoluble unidad de la nación española, patria común e indivisible de todos los españoles. Fue votada masivamente por el pueblo español con una abstención del 20 %, que descontando la abstención obligatoria, se quedó en el 10 %.
Todo ello fue posible porque, los franquistas del Movimiento Nacional, el único partido político de la dictadura, pudieron pactar con aquellos socialistas y comunistas porque se trataba de una izquierda razonable. Hoy, no sería posible.
Es una desgracia para España que no haya un socialismo moderado, inteligente, sensato, patriótico y respetuoso con la Constitución, que pactara la salida de la crisis sanitaria, económica y política con el Partido Popular y Ciudadanos.
Enrique Gómez Gonzalvo 19/09/2020 Referencia 501
En 1975 cuando murió el General Franco, España era un país de pequeños propietarios con una amplia clase media y, aunque se trataba de la octava potencia industrial del mundo porque la segunda etapa del franquismo había sido de una prosperidad económica extraordinaria, no conocía la democracia. Había leyes que limitaban las libertades, como la libertad de prensa, la libertad de reunión, la de asociación y había discriminación con respecto a la mujer. Pero los españoles ganadores y los perdedores de la Guerra Civil estaban convencidos que querían vivir en paz y olvidar la contienda.
Un año antes, en 1974, había nacido el PSOE de la transición en el Congreso de Surenses, al que llegó el joven abogado Felipe González, escoltado por el coronel Sanmartín, del CESID. Dicho congreso se realizó con el dinero de los sindicatos alemanes, de la CIA y de la socialdemocracia alemana, que era la vanguardia de la OTAN en Europa, porque todos querían en España una izquierda razonable.
El proyecto del Partido Comunista de aquella época liderado por Santiago Carrillo era lo que ellos llamaban el Pacto por las libertades. Se basaba en que franquistas y antifranquistas, superando la guerra civil, llegaran a la amnistía y a la democracia y luego, dentro de muchos años, se intentaría la transición al socialismo.
Finalmente el 15 de Junio de 1977 se celebraron elecciones democráticas, las primeras en las que se respetaba al adversario político. Estas elecciones nos llevaron a promulgar una constitución en 1978, que ha sido la de mayor consenso en toda la historia de España y que ya lleva 40 años, hecho insólito entre nosotros.
La Constitución se fundamente en la indisoluble unidad de la nación española, patria común e indivisible de todos los españoles. Fue votada masivamente por el pueblo español con una abstención del 20 %, que descontando la abstención obligatoria, se quedó en el 10 %.
Todo ello fue posible porque, los franquistas del Movimiento Nacional, el único partido político de la dictadura, pudieron pactar con aquellos socialistas y comunistas porque se trataba de una izquierda razonable. Hoy, no sería posible.
Es una desgracia para España que no haya un socialismo moderado, inteligente, sensato, patriótico y respetuoso con la Constitución, que pactara la salida de la crisis sanitaria, económica y política con el Partido Popular y Ciudadanos.
Enrique Gómez Gonzalvo 19/09/2020 Referencia 501
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