LA SOLIDARIDAD

SolidaridadSolidaridad para los progres  es lo mismo que la caridad para los cristianos, pero con el dinero de los demás.  Solidaridad es que les recorten  a los ricos  y los ricos siempre son los demás. Quejarse sobre los males que asolan a nuestra civilización occidental, no  es solidaridad, es hipocresía.

La solidaridad es que tus hijos vivan un poco peor para que los hijos de los demás vivan un poco mejor.

Solidaridad ¿con quién? ¿Con los parados que no quieren trabajar? ¿Con los huelguistas que no dejan trabajar al que si necesita su salario? ¿Con los sindicalistas o funcionarios del Estado, que defienden sus propios intereses?  ¿Con los antisistema que quieren destruir esta sociedad? ¿Con los inmigrantes ilegales, que por definición son delincuentes porque están fuera de la ley?

Podrían pedir solidaridad con los empresarios que han perdido su patrimonio o con los que pagan el seguro de desempleo a los que pudiendo trabajar, no lo hacen.  Como dijo aquel liberado sindical después de una manifestación. Unas cervezas y… ¡a vivir!

Lo que ocurre es que el victimismo está muy generalizado en España. Todo el mundo (trabajadores, mujeres, catalanes, vascos, castellanos) se considera víctima de una opresión secular, incluso milenaria.  Los comunistas de Podemos quieren “liberarlos” a todos, naturalmente para después sojuzgarlos.

Muchos que piden solidaridad tienen en realidad   un sentimiento implícito de corporativismo, completamente ajeno al deseo de mejorar las condiciones de vida de nuestros semejantes.

Es evidente que el Estado, con el dinero de todos, tiene la obligación de atender las necesidades mínimas de los desafortunados, pero ¿hasta cuando ha de llegar la ayuda del Estado?  ¿Hasta conseguir la igualdad económica?  ¿Hasta llegar al punto que no le compense trabajar?

A base de incrementar una y otra vez las prestaciones sociales ya no basta esquilmar a los ricos, sino que se ha hecho necesario saquear a la clase media, que es esa gente que, gracias a su ahorro y a su esfuerzo, logró salir del proletariado. Éstos no entienden que tengan que ayudar a satisfacer necesidades que a ellos nadie les cubrió.

Lo malo de esta política que busca la máxima igualdad no es que sea de izquierdas, es que es equivocada. Está empíricamente demostrado que ninguna nación ha prosperado a base de subsidios y ayudas. Entonces, ¿por qué la abraza también la derecha si sabe que no es eficaz? Porque no quieren que le digan que no es solidaria y, la derecha, también quiere ser buena. A los pocos que dicen estas cosas se les califica de insolidarios y de extrema derecha.

En Rusia, tras la revolución, se quedaron los comunistas con los mejores palacios de San Petersburgo y las mejores dachas de Moscú. Más recientemente, las hijas de Chávez tienen una fortuna  en Nueva York  y Maduro se ha llevado sin consultar a nadie el oro a Moscú. Y Pablo iglesias, 4 días en la política y ya tiene un casoplón. Esta es la solidaridad de los progres.

Enrique Gómez Gonzalvo  14/01/2020 Referencia 226

 

 

 

 

 

 


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