El odio es lo que mueve la izquierda y ésta es su principal seña de identidad. Odia a los ricos, a la derecha, a la Iglesia católica, a los obreros porque no los votan y a toda la humanidad.
Heredera de la tradición marxista, considera la riqueza como el fruto de la explotación del obrero y no como el resultado de haber generado prosperidad, bienestar y satisfacción para millones de consumidores. Al rico siempre lo encuentra bajo sospecha, salvo que sea de izquierda, porque entonces está segura de sus buenas intenciones.
En lugar de considerar una virtud la pobreza y el sufrimiento, debería fomentar la admiración hacia quien ha tenido éxito.
Para los progres el enriquecimiento es un mal en si mismo, algo malvado, en cambio cuanto más riqueza y prosperidad generen las personas, más libre será nuestra sociedad.
Dan por hecho que el que se ha enriquecido seguro habrá hecho algo malo. Lo malo no es ser rico, es robar. Alberto Garzón, en una entrevista en La Sexta decretó que nadie de izquierdas puede corromperse, porque si alguien es corrupto es porque no es de izquierdas.
Comunismo y corrupción son sinónimos, pues su ideología consiste en quedarse la propiedad a todo el mundo en nombre del estado, del proletariado, del pueblo, de lo que sea, pero administrándola ellos. En Rusia se quedaron nada más triunfar la revolución con los mejores palacios de San Petersburgo y las mejores dachas de Moscú. Maduro, sin consultar a nadie, se ha llevado el oro de Venezuela a Moscú como hizo Negrín en 1936 con el oro del Banco de España.
Los progres de buena fe, quizá sea por sus raíces cristianas, siguen pensando como en aquellas épocas medievales en las que había un culto a la pobreza o en las etapas previas a la Revolución Industrial con las ideas del reparto de la tarta. Era cuando se creía que si había ricos era porque había pobres y si había naciones ricas, lo eran a costa de las pobres.
La economía no es un juego de suma cero. La economía es el mercado, es el resultado de la oferta y la demanda. En el mercado intervienen tal cantidad de decisiones que es imposible preverlo. Cuando el gasto deja de crecer y la gente empieza a ahorrar es porque tiene miedo. La base de la prosperidad es el ahorro de capital para invertir en ID, infraestructuras, maquinaria y formación.
La economía depende fundamentalmente de la salud de las instituciones públicas y de las políticas económicas. Si las instituciones son seguras, hay confianza, se invierte dinero de dentro y de fuera y se crean puestos de trabajo, la economía irá bien. Si la política va mal, la economía irá mal porque se dice que no hay nada más miedoso que un millón de dólares.
Enrique Gómez Gonzalvo 02/01/2019 Referencia 333