El peronismo, cuando nació en los años 40, a lo que más se parecía era al fascismo de la Italia de Mussolini. Cuando volvió en Argentina en los 70, tras una dictadura, era más de izquierda, más socialista. En los 90 con Carlos Menem, tras la caída del Muro de Berlín, adoptó posturas más moderadas. Con Kirchner, en la época de Lula y Chávez se volvió nuevamente más izquierdista y con Cristina Kirchner regresó ligeramente a la moderación. Tiene tal capacidad de adaptación, que es como un camaleón que se confunde con el ambiente.
Lo que nunca dejará de ser el peronismo, es un populismo demagógico. Es más, Juan Domingo Perón, fue el que inventó el populismo.
Argentina posee un enorme potencial agrícola, unas cuencas acuíferas que proveen de agua potable y energía a todo el país, enormes reservas de petróleo y de gas natural, importantes recursos mineros y forestales, un litoral marítimo y abundante energía eólica y solar.
A principios del siglo pasado, era uno de los países más ricos y era allí a donde llegaban los pobres de España, Italia y Polonia. En España se decía “eres más rico que un argentino”. Hoy hay en el mundo 70 países más ricos que Argentina en renta per cápita.
Actualmente solo exporta 60.000 millones de euros, mientras que Irlanda, “que es un patatal” exporta 400.000 millones.
Tantos años de populismo les han hecho creer que las frases “Argentina es un país rico” y “tenemos la calle más larga y la avenida más ancha”, en referencia a las porteñas Avenida Rivadavia y la Nueve de Julio, son uno de esos mitos arraigados que se transmiten de abuelos a nietos porque que han calado muy hondo en la cultura popular. De Brasil, e incluso de Argentina, solía decirse: «es el país del futuro… y siempre lo será».
Hay quien dice que Argentina solo tendrá arreglo cuando deje de creer que es rica., porque ser rico no significa tener recursos naturales sino poder ofrecer un nivel de vida alto a sus ciudadanos.
La riqueza de las naciones está en tener unas instituciones sólidas que garanticen la propiedad y la libertad de los individuos y la libertad de comercio de las empresas. Por eso Holanda que es un arenal y Gran Bretaña que son unas rocas con mal tiempo fueron potencias, porque allí una escritura y una sentencia judicial eran sagradas.
En Argentina el peronismo es como una religión. De hecho tiene sus iconos como Sana Evita o San Perón y la relación de la gente con el peronismo es una cosa mística, sobrenatural.
La tragedia de este país es que en economía, para crecer no valen las recetas populistas.
Enrique Gómez Gonzalvo 10/10/2019 Referencia 478