Es especialmente doloroso que cuando el sectarismo antiespañol se va diluyendo en Europa y los países más beligerantes, como es el caso de Francia, pasan a ser nuestros aliados y los mejores socios comerciales, la Leyenda Negra aún persista en nuestra izquierda, en algunos gobernantes hispano americanos y en otras instituciones como el Vaticano.
Ni Méjico ni Bolivia existían a la llegada de los españoles. Lo que allí había en 1492 no puede llamarse civilización pues no conocían ni la rueda y hacían sacrificios humanos. Si ahora son mejicanos o bolivianos, es gracias a nosotros. Todos son hijos del Virreinato de Nueva España fundado por Cortes.
España construyó en América un imperio que duró 3 siglos con grupos indígenas diversos, con lenguas distintas, con religiones diferentes y en el momento de la independencia eran mucho más ricos que los habitantes de la España peninsular.
El actual presidente de Méjico después de pedir al Rey que se disculpara por la conquista de Méjico, vinculó el origen de la corrupción en su país con la llegada de Hernán Cortés. De igual manera, Evo Morales, el afortunadamente depuesto Presidente de Bolivia, aunque no tiene un abuelo español como el anterior porque es descendiente de los aymara, ha acusada a España de racista e imperialista.
Ambos deberían saber que mientras Isabel la Católica favoreció y estimuló los matrimonios mixtos, en cambio, en lo que hoy son los Estados Unidos de América y Canadá murieron el 95 % de los indígenas. Que los aborígenes australianos fueron considerados en 1770 (casi dos siglos después del descubrimiento de América) como “no humanos” por los colonizadores británicos y literalmente masacrados (de unos 500.000 en 1770 pasaron a 31.000 en 1911). Que África, donde nosotros apenas tuvimos nada que ver, es el continente más pobre del planeta y que la Guinea española, es la que tenía el mejor sistema sanitario del continente.
Los periodistas progres deberían reconocer que la idea del “buen salvaje”, que tanto se extendió en el siglo XVIII y que se basaba en la creencia que allí vivía gente tan feliz como en el paraíso terrenal, que llegaron los españoles y lo destrozaron todo, es falsa.
La verdad histórica es que después de la violencia inherente a toda conquista, hubo una estabilización política, la gente vivía mucho mejor que antes de la llegada de los españoles, hubo crecimiento de la población y fue a partir de la independencia cuando se produjo un grave retroceso económico.
En cuanto al papa Francisco, si continúa pidiendo perdón por la evangelización española de América, tendrá que dejar de ser católico él mismo.
Enrique Gómez Gonzalvo. 21/12/2019 Referencia 313