En el estado de derecho, a diferencia de los modelos autoritarios, el poder del Estado se encuentra limitado por la Constitución, es decir, por la ley. La razón de ser de las constituciones fue la de limitar el poder del rey y controlar el destino del dinero recogido en los impuestos.
La primera Constitución propiamente dicha en España, descartados los fueros que se daban a las ciudades que se conquistaban a los musulmanes en la Edad Media, fue la que alumbraron los liberales de Cádiz en 1812 cuando estaban cercados por Napoleón. Con ella se abolió la esclavitud, la tortura, el castigo físico y la Inquisición. Es cierto que tenía un carácter sectario y que dio más poder al ejecutivo que al legislativo por lo que los gobiernos no pudieron gobernar, pero nos cabe el honor de que ha sido la tercera constitución del mundo, después de la americana y la francesa.
Tras el fallecimiento del general Franco, los diputados de la Cortes franquistas, olvidando viejos rencores, se hicieron el harakiri aprobando la Ley para la Reforma política. Fue el gran pacto entre los comunistas y los fascistas, entre La Falange y el Partido Comunista, entre Adolfo Suarez y Santiago Carrillo, para que en España hubiera democracia.
Se aprobó la Constitución de 1978 cuya base es que “la soberanía nacional reside en el pueblo español” y su grandeza es la proclamación de la igualdad de todos los españoles ante la ley.
Los que no aceptan la constitución son los antisistema, los que odian todo lo español, la bandera, el himno nacional, el rey y las cortes. Son los que predican esa sociedad igualitaria que es una utopía. Para conseguirla se tendrían que introducir todo tipo de prohibiciones y caeríamos en la tiranía. Además, al aplicar las mismas reglas a distintas personas, siempre obtendríamos resultados distintos.
Nos hemos de conformar con la igualdad ante la ley, con que la ley esté por encima del poderoso, que no es como decía Marx el que tiene el poder económico sino el que tiene el poder político.
Para conseguir esa igualdad es necesario que los tres poderes del Estado, el Ejecutivo, o sea el Gobierno, el Legislativo, el que hace las leyes y el Judicial, el que vigila su cumplimento, sean independientes y se controlen mutuamente. Evitar que un poder absorba o neutralice a los otros dos, supondría una dictadura.
La Constitución la quiere la derecha porque defiende la propiedad, la familia, la justicia independiente, la libertad y que nadie le expropie la casa o el pedazo de tierra que quiere a dejar a sus hijos en herencia. A esto, los comunistas le llaman la democracia burguesa. Ellos prefieren la dictadura del proletariado y la lucha de clases.
Lo triste la es que la Constitución no se cumple al menos en un tercio de España, cuando dice “el castellano es la lengua oficial del Estado y todos los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla”,
En Cataluña, Baleares, Valencia, Cataluña, País Vasco, Galicia y ahora también en Navarra hay un intento de erradicar el español en los ámbitos de la educación, de la justicia y de la función pública. No se puede educar a todos los niños en la lengua nacional, que es el español y que es lo que más une a todos los pueblos y regiones de España desde hace 13 siglos.
Enrique Gómez Gonzalvo 13/12/2019 Referencia 260
Excelente trabajo, excepto por el hecho que en 1811 se promulgó la Constitución escrita que conformaba la República de Venezuela, es decir casi un año antes, siendo por lo tanto ésta la tercera constitución formal.
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